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Juan Neira

LARGO DE CAFE

CLAVES DE LA SEMANA

Tras el pacto de los dos partidos de izquierda (PSOE e IU) para hacerse con 47 ayuntamientos, la semana ha estado cargada de acontecimientos. El primer impacto informativo llegó de la mano de Paloma Sainz, que renunció a recoger su acta de concejala por los malos resultados electorales cosechados por la candidatura socialista en Oviedo. El día de las elecciones, la ex concejala carbayona se mostró proclive a una alianza de las fuerzas de la oposición para desalojar a Gabino de Lorenzo de la Alcaldía; más tarde, señaló que daría un paso atrás si se lo pedía su partido y, al final, se retiró entre lágrimas. La ex concejala ovetense es la única candidata asturiana que dimite por el resultado electoral. Dentro de su partido no es la que salió peor parada de las urnas, por no hablar del PP, donde Pérez-Espinosa no llegó a la mitad de los votos logrados por el PP hace cuatro años, o Fernández Pardo, que pasará de presidir un grupo de doce concejales a otro de cinco. Dimitir en Asturias sigue siendo una extravagancia, que sólo se permite algún político/a con empleo fijo.

Carreño

La noticia con más enjundia provino de Alfredo Carreño, sucesor de Paloma Sainz, al anunciar que se abstendría en el pleno del Ayuntamiento de Oviedo, dando la oportunidad a Gabino de Lorenzo de iniciar su sexto mandato como alcalde. Llevan los socialistas ovetenses veinte años luchando contra el poder absoluto de Gabino y cuando pierde la mayoría llega Carreño y se abstiene. Al margen de cualquier estrategia de pactos, la decisión de Carreño es inaceptable para cualquier miembro de la oposición en Oviedo. Dos días más tarde, el propio Carreño mejoraría su registro, al asegurar que no se presentaría como candidato para no recibir votos de la derecha. Parece una anécdota recuperada de ‘La Codorniz’: «un concejal no se presenta para alcalde por miedo a ser votado por sus rivales». El problema del PSOE de Oviedo es que le han empezado a dejar de votar los de casa.

Durante tres días, la atención estuvo puesta en las conversaciones de Álvarez-Cascos con los líderes de los partidos parlamentarios. Javier Fernández y Jesús Iglesias cumplieron de forma impecable con las formalidades, pero pronto van a escenificar su estrategia de «partidos de izquierdas que no tienen nada en común con partidos de derechas». Sobre esa falsa premisa se desarrolla el debate político español y asturiano, y parte del trabajo de Cascos será hacer retratarse a todo el mundo sobre el desempleo, la sanidad o la educación, con independencia de las etiquetas ideológicas. El político de izquierdas que tuvo más éxito del mundo en los últimos 40 años fue Deng Xiao Ping, el padre de la China moderna, que maravilló a Felipe González por su visión pragmática: «gato blanco o gato negro, poco importa, si caza ratones». A la gente qué más le da si es socialista o de Foro Asturias el consejero que ponga remedio al déficit de la Sanidad.

Pérez-Espinosa no mostró mucho interés en las modalidades de pacto de Cascos, para demandar que los acuerdos sean globales. La fracasada candidata popular quiere que se negocien conjuntamente acuerdos en todos los ayuntamientos y Principado, prescindiendo de las particularidades de cada institución y saltándose la voluntad de diputados y concejales. Los dirigentes del PP tienen distintas opiniones sobre si deben participar en un Gobierno de coalición con Cascos o si es mejor mantenerse fuera del Gobierno dando apoyo desde el Parlamento, pero, sin embargo, tienen muy claro que quieren un pacto sobre Principado y consistorios. ¿Por qué la negociación conjunta es la única prioridad del PP?

Aréstegui

La respuesta nos la dio Joaquín Aréstegui, al declarar el pasado jueves que si Foro Asturias no vota la investidura de Gabino de Lorenzo, el PP tampoco apoyará a Carmen Moriyón. Carreño y Aréstegui nos dieron las claves de la semana. El interés del PP regional está concentrado en el Ayuntamiento de Oviedo, ofreciendo el Principado y el Ayuntamiento de Gijón como monedas de cambio. Sobre esa premisa iniciaron las negociaciones. La decisión de Javier Fernández de no optar a la Presidencia del Principado para no gobernar en minoría, con las elecciones generales a la vuelta de la esquina, restó fuerza a la presión sobre Cascos, pero les queda el Ayuntamiento de Gijón. Ni Pérez-Espinosa quiere negociar la gobernabilidad del Principado ni Fernández Pardo está dispuesta a discutir sobre el Ayuntamiento de Gijón, si no entra la mayoría municipal de Gabino de Lorenzo en el paquete negociador.

Todos los caminos del PP asturiano conducen al Ayuntamiento de Oviedo. No hay dirección del partido ni grupo parlamentario ni autonomía de grupos municipales, porque todo depende de Gabino de Lorenzo. Lo más curioso es que De Lorenzo tiene asegurada la reelección con la abstención socialista, pero como la gestión del Consistorio de la capital está en una situación tan comprometida quiere empezar el mandato con un pacto estable con los siete concejales de Foro Asturias, para recuperar la mayoría absoluta que le quitaron las urnas. No se va a cumplir su deseo.

El próximo mes se va a cumplir un año del giro del PP asturiano hacia el desastre, al rechazar De Lorenzo a Cascos y poner a una concejala suya de candidata. Tras la debacle electoral, sigue el PP perdiendo credibilidad por estar atado al alcalde de Oviedo. Encaran de la peor manera la carrera hacia las elecciones generales. Rajoy debe saber que para lograr la mayoría absoluta no podrá contar con Asturias.

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por JUAN NEIRA

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