La propuesta de Álvarez-Cascos sobre Cajastur ha tenido la respuesta esperada por parte del resto de partidos. Lastra considera que se trata de una intromisión en el momento álgido de la fusión de la entidad asturiana con Caja Cantabria y Caja Extremadura; el portavoz socialista estima que los riesgos que ve Cascos son inexistentes y que el resto de cajas está inmerso en procesos semejantes sin que ninguna entidad haya recurrido a crear una fundación pública. El PP se remite al comportamiento que siempre ha tenido este partido con las decisiones que han tomado los órganos de Cajastur: respeto y asentimiento. Distinto parecer es el de IU, al manifestar que apoyaría cualquier mecanismo que garantice el carácter público de las cajas. Desde una posición cercana a IU, como es la de la central sindical, CC OO, Antonio Pino dice que la música suena bien, pero que se trata de demagogia política por venir de un personaje con la biografía política de Cascos. No hay mucho que decir de esto último, ya que se trata de un razonamiento intrínsecamente débil: las cosas son como son, dígalo Agamenón o su porquero.
Era muy fácil de prever la respuesta de los distintos partidos políticos. En estas mismas líneas comentábamos ayer que la visión sobre las cajas de Cascos entronca con los planteamientos tradicionales de la izquierda, por eso IU ve con buenos ojos la propuesta de Foro Asturias. En cuanto al PSOE y el PP, estaba cantado su rechazo, pero sin entrar en los aspectos concretos del proyecto (fundación, patronato, carácter garantista de las entidades fundadoras frente a una posible venta de la entidad, etcétera). Al PSOE no le es cómodo entrar en estos pormenores, porque hace unos pocos años participaba de la defensa del modelo público. La línea argumental de Lastra no deja de ser interesante, porque aunque descarta la discusión conceptual sobre la alternativa de Cascos, se acoge a lo que está pasando en toda España con el proceso de fusiones de cajas.
En efecto, el proceso de neutralización de las antiguas cajas para dar paso a modernas entidades bancarias es un hecho generalizado. Cajastur diseñó el estándar de fusión y el resto de gestores lo aplicaron. El modelo está pensado para un sistema en que la mayoría de las cajas carecen de viabilidad. Ahora bien, desde la óptica de los intereses regionales el asunto merece una discusión.