Tras entrevistarse con el presidente del Principado, Ramón Argüelles ha declarado que Foro Asturias ha ganado las elecciones y hay que darle la oportunidad de gobernar. El alcalde de Lena apela a la responsabilidad de todos los diputados para aprobar los presupuestos que presente el nuevo Gobierno, para que se pueda licitar obra nueva y salgan favorecidos los intereses generales de Asturias. Esto lo dice un regidor que tiene una holgada mayoría para gobernar y que es dirigente de Izquierda Unida. No creo que Ramón Argüelles sea sospechoso de promover la ‘pinza’ con Foro contra la izquierda y la derecha juntas. Más bien hay que entender sus palabras como una reflexión general, propia de un político que tiene responsabilidades directas de gobierno y sabe que una prórroga presupuestaria sería muy lesiva para ciudadanos e instituciones.
En una coyuntura tan adversa como la presente, sólo faltaba que los políticos asturianos la complicaran más impidiendo una reasignación de recursos económicos. Hasta la fecha, la práctica política asturiana está más ligada a las estrategias de los partidos que al bien de la región. Dicho de otra manera: es mucho más importante para los estados mayores de los grupos de la oposición que el Gobierno pierda una votación, que los jóvenes en paro tengan el derecho a cobrar el «salario joven». Bien mirado, ellos ya se han asegurado su sueldo para los próximos cuatro años, elevando el presupuesto de la Junta General del Principado.
Ejemplo del divorcio entre intereses ciudadanos e intereses de los políticos es la prioridad de los diputados de la oposición en el presente mandato: la declaración de bienes. Lo que más urge a los portavoces de PSOE (Fernando Lastra) y PP (Isabel Pérez Espinosa) es que los diputados de Foro Asturias declaren públicamente su patrimonio. La propuesta de Foro Asturias de cambiar la ley para declarar obligatoriamente los bienes, tanto de sus diputados y miembros el actual Gobierno como los del anterior mandato, les parece una pérdida intencionada de tiempo.
Con el paro creciente y la confianza menguante, este tipo de juegos de salón demuestran que a la oposición le preocupa mucho más todo lo que tenga que ver con la persona de Francisco Álvarez-Cascos que lo relacionado con los problemas de Asturias.