En la entrevista celebrada entre el consejero de Hacienda y Sector Público, Ramón del Riego, y el secretario de Estado de Hacienda, Juan Manuel López Carbajo, el responsable del Principado solicitó al representante del Gobierno central un plazo de cuatro años para absorber el exceso de déficit heredado. Ramón del Riego también pidió sanción e inhabilitación para los responsables del déficit creado en la anterior legislatura.
Se desconoce la opinión del secretario de Estado. El Ministerio de Economía tiene por costumbre mantener en la opacidad las negociaciones con las comunidades autónomas. Se saben las exigencias que impone el Gobierno sobre déficit y deuda a todas las regiones, pero se ignoran los acuerdos que alcanza con cada Ejecutivo. La negociación política más larga de la democracia fue la mantenida en torno al sistema de financiación autonómica, en la que el Gobierno de Zapatero escondió durante casi dos años el modelo que estaba perfilando. Una vez alcanzado el consenso, Elena Salgado se negó a informar cuánto dinero ganaba o perdía cada comunidad autónomas con respecto al sistema precedente. Un escándalo mayúsculo del que fueron cómplices todos los gobiernos regionales.
¿Qué le pareció a Manuel López Carbajo la prórroga solicitada por el Principado? No se sabe. Cabe la posibilidad de que no se sepa nunca, porque a este señor le quedan poco más de dos meses en el puesto de trabajo y quizás no tenga ganas de discutir públicamente con los dirigentes autonómicos. En las últimas semanas, el Ministerio de Economía se volvió muy riguroso con respecto al déficit de las comunidades autónomas, porque la Comisión Europea, el FMI y las agencias de calificación han dicho que el compromiso de España de terminar el año con un déficit del 6% está en riesgo por culpa del despilfarro autonómico. Es una pena que Elena Salgado haya hecho la vista gorda con los excesos de los últimos años, ya que casi todas las autonomías actuaron como si la crisis no fuera con ellas. El Gobierno tenía instrumentos para detener tanta gestión demagógica, pero no lo hizo para evitar el enfrentamiento con presidentes del mismo partido y para mantener la alianza con algunos grupos nacionalistas que sostenían a Zapatero en el Congreso de los Diputados. En resumen: en los “minutos basura” de la legislatura es muy difícil remediar tanto desaguisado.