El Comité Autonómico del PSOE ha dado el visto bueno a las candidaturas para el Congreso de los Diputados y el Senado. No hubo sorpresas. La dirección socialista confirmó lo que se venía diciendo en los últimos días, y la lista para el Congreso estará encabezada por Antonio Trevín, seguido de María Luisa Carcedo, Mariví Monteserín y Marcelino Torre. La renuncia expresa de Álvaro Cuesta, el desistimiento de Celestino Suárez y el desplazamiento de Hugo Alfonso Morán al Senado, sirvieron para presentar la alineación definitiva.

La caída en picado de las expectativas de voto y la presencia de un nuevo competidor, como Foro Asturias, complican las previsiones de los socialistas. Descartada la posibilidad de repetir cuota electoral -cuatro escaños-, la aspiración del PSOE está en sacar tres diputados. Digamos que tiene asegurados dos escaños y el tercero estará en disputa con los otros dos grandes partidos, Foro y PP, sin olvidar que IU mejorará los resultados logrados en las últimas convocatorias, porque la crisis económica y el retorno de Llamazares refuerzan sus expectativas.

Los socialistas han optado por sus valores clásicos, poniendo a Trevín al frente de la lista del Congreso y con Areces de primer candidato al Senado. Areces y Trevín son los dos líderes socialistas más conocidos por los asturianos. En los primeros lugares de las listas no hay asomo de renovación. La clase política asturiana es un coto cerrado. Hay que ir hasta el cuarto puesto para encontrar un nombre nuevo, Marcelino Torre, secretario general de las Juventudes Socialistas. Javier Fernández destacó la experiencia de Trevín y Areces, y los dos candidatos dejaron claro desde el primer minuto de la precampaña que las elecciones se reducen a un duelo entre Rubalcaba y Rajoy. El sempiterno argumento del voto útil, cuando el electorado asturiano ya revolucionó, hace cuatro meses, la Junta General del Principado. Con Trevín y Areces habrá campaña electoral de verdad, porque son dos políticos muy peleones, pero falta saber cuál será el eje de su discurso. No creo que caigan en el error de defender la gestión de Zapatero, porque no lo hace ni Rubalcaba. Atacar a Cascos supone un retorno a las elecciones autonómicas, lo que no favorece al PSOE. Criticar a Rajoy es dar alfilerazos a un elefante. Y para defender la izquierda ya está Llamazares.