Los intentos de la dirección nacional del PP por poner a una superestrella al frente la lista electoral asturiana fracasaron. Se trataba de un intento baldío porque no hay mirlos blancos. A estas alturas, desempolvar la rancia figura del diputado cunero hubiera sido un error mayúsculo, porque la política española está muy condicionada por las pautas de juego de la clase política autonómica y tratar a Asturias como una provincia en la que sus notables son elegidos desde Madrid sería un retroceso intolerable. Un aviso de ello ya lo tuvimos el pasado invierno cuando los mandamases del PP visitaron Asturias por turnos, ante la indiferencia de la opinión pública y con nulo impacto en las urnas.
La quema
Mercedes Fernández, ‘Cherines’, ha sido la persona elegida para encabezar la candidatura. La designación de Mercedes Fernández hay que interpretarla en la clave del 22-M, fecha en la que el PP regional tuvo la mayor derrota de su larga serie histórica de reveses electorales. Sólo por esa razón desde Génova no se accedió al deseo de Ovidio Sánchez de liderar la lista. El varapalo de los comicios autonómicos ha invalidado a un conjunto de dirigentes para ser cabeza de cartel en cualquier elección que supere el nivel local. El caso de Pérez-Espinosa es el más claro, porque fue promocionada desde la nada y ya ha gastado su oportunidad. De Lorenzo había fracasado en las elecciones generales de 2008, al quedar a 40.000 votos de Álvaro Cuesta, y volvió a fracasar en los comicios autonómicos de 2011 vetando al líder que ganaría las elecciones y poniendo como sucedáneo a una de sus concejalas. Pilar Fernández Pardo tuvo el peor resultado electoral del PP en España entre las ciudades de más de 100.000 habitantes. Hay otros dirigentes de difícil consideración por distintas causas: Rozada pertenece a otro ciclo político; Joaquín Aréstegui nunca llegó a encabezar una simple lista municipal; y Goñi ocupa un cargo institucional con apoyo del PSOE.
A diferencia de todos los anteriores, Mercedes Fernández fue elegida porque no tuvo nada que ver con la debacle del 22-M. Los seis años que estuvo en la Sindicatura de Cuentas le sirvieron para estar al abrigo del deterioro de la cúpula del PP asturiano. Estar ausente en las desgracias es la plenitud de la suerte.
De Lorenzo
La figura de Mercedes Fernández no está deteriorada y cuenta con el apoyo del alcalde de Oviedo. Con ese aval entró en la Sindicatura de Cuentas. Es un caso muy especial, porque no pertenece a la ‘troupe’ de Gabino de Lorenzo, como Reinares, Pérez-Espinosa, Caunedo o Cuervas-Mons, personas catapultadas por el alcalde de Oviedo para ocupar distintos puestos, pero cuenta con la confianza de Gabino. Esta distinción no es menor y puede tener consecuencias prácticas en el futuro. Mercedes Fernández apoyó a Cascos hasta que dejó el PP, pese al duro enfrentamiento entre el político gijonés y el alcalde de Oviedo. Trato de decir que Mercedes Fernández tiene el apoyo de Gabino pero cuenta con un cierto margen de autonomía.
De cara al futuro, hay otros dos factores a considerar sobre la nueva candidata. El primero de ellos es su enfrentamiento con Pilar Fernández Pardo. Los hombres de Pilar en el comité electoral no respaldaron la elección de Mercedes Fernández. El asunto viene de antiguo y no tiene posible arreglo, aunque pudieran aparecer juntas en una de esas fotos bobaliconas de campaña electoral. Mercedes Fernández lanzó a Pilar Fernández Pardo a la política, y luego Pilar quiso sacar de la política a Mercedes. El otro factor, que está relacionado con el anterior, es que la candidata no cuenta con tribu. En todos los partidos el peso de los dirigentes descansa en el número de militantes que aglutinan o en el número de votos que obtienen. Mercedes Fernández, al igual que Ovidio Sánchez, no cuenta con una cuota significativa de seguidores propios.
Foro
La candidatura de Mercedes Fernández es un paso más en el intento por convertir la campaña electoral asturiana en un revival político. Trevín, Areces, Llamazares y Mercedes Fernández. Los cuatro hubieran podido competir hace veinte años por las mismas responsabilidades. No hay atisbo de renovación. El problema de que no existan nuevos rostros es que, tal vez, tampoco puedan aparecer nuevas ideas. La operación continuismo tiene un hándicap claro en el hartazgo del personal. La baza principal de Mercedes Fernández consistirá en poner por delante el cartel de Mariano Rajoy. También lo trató de hacer Pérez-Espinosa, pero en las elecciones autonómicas no sirve refugiarse en los líderes nacionales.
El punto débil de la campaña de Mercedes Fernández reside en el pulso con los candidatos de Foro Asturias. Como tiene experiencia y es una persona inteligente, apuesto a que va a evitar cualquier referencia a Cascos. Psicológicamente sería muy complicado medirse con su mentor, el líder al que siguió ciegamente durante treinta años.
Y sería un error político. Me explico. Mercedes Fernández se juega en las urnas ser la nueva líder del PP asturiano, sucesora de Ovidio Sánchez. Si el PP saca un buen resultado, esa será la opción de Madrid, o mejor dicho, de La Moncloa. Para chocar con Cascos y salir dañados ya están el resto de dirigentes del PP regional. La nueva candidata necesita aprovecharse del «efecto Rajoy» y saber convivir con Foro Asturias, para que la opinión pública asturiana la vea como alguien capaz de no frustrar la nueva mayoría que ya se puso de manifiesto en las elecciones de primavera y volverá a repetirse en los comicios de otoño.