Al analizar los resultados partamos de una consideración general: es más destacada la derrota del PSOE que la victoria del PP. Aunque Rajoy ocupe titulares y fotos (la fuerza del beso), los números cantan: el PP obtuvo 32 diputados más que en las elecciones de 2008, mientras que el PSOE perdió 59 escaños. Si contamos los votos, la diferencia se vuelve espectacular: el PP ganó 543.000 votos con respecto a los últimos comicios generales, mientras que el PSOE perdió 4.321.000 sufragios. La fuerza de Rajoy es la extrema debilidad del socialismo. O si se quiere, más que cantar el triunfo del PP hay que hablar de la debacle del PSOE.
La pluralidad del Congreso de los Diputados, con cuatro pequeños grupos parlamentarios formados por diputados de un mismo partido (si dejan a UPyD constituirse como grupo, serán cinco) se debe a la fuga de electores del PSOE que no se refugiaron en el PP. Aunque en las jornadas postelectorales pasan desapercibidos algunos matices, cabe señalar que la pérdida de sentido de Estado en País Vasco y Cataluña también es debida al hundimiento del PSOE, porque el PP, pese a los ímprobos esfuerzos de Rajoy, se beneficia poco de la disminución de escaños del socialismo en Cataluña y no recoge ninguna de las cuatro actas de diputado que pierde el partido de Patxi López. Cuando avance la legislatura se hará notar la hegemonía nacionalista en Cataluña y País Vasco, al no tomar el PP el relevo en las urnas al PSOE.
Asturias
La distribución de escaños en la circunscripción asturiana, con un empate a tres, entre PP y PSOE, siendo los dos restantes para Foro e IU, fue anticipada por el CIS al empezar la campaña. El empate entre los dos grandes y la igualdad de los dos pequeños, manteniendo la simetría ideológica: tantos para la derecha como para la izquierda (como en las elecciones de 2004 y 2008) oculta algunas diferencias sustanciales.
Para valorar de forma benévola el resultado del PSOE asturiano hay que recurrir a dos frases superficiales, “no le fue tan malo porque sacó tantos escaños como el PP” o “sólo perdió un escaño”. Si se miran detenidamente los números, el juicio varía radicalmente. El socialismo regional obtuvo el pero resultado de su historia, con el 29,1% de los sufragios. En las primeras elecciones de la democracia (15 de junio de 1977) ya obtuvo dos puntos y medio más. Y si tomamos como referencia cualquier otra convocatoria nacional, la diferencia fue siempre mucho mayor.
De las elecciones de 2008 a las de antes de ayer, el PSOE se dejó en Asturias 143.000 votos. Si comparamos la pérdida de porcentaje de voto de 2008 a 2011, a escala nacional y regional, nos encontramos con un hecho sorprendente: fue mayor la caída del voto en Asturias que la media española. En el conjunto nacional el PSOE perdió el 15,1% de los sufragios, mientras que en Asturias cayó 17,6 puntos. Rubalcaba se dio un batacazo menor que los líderes regionales del PSOE.
PP
Se puede realizar una lectura muy positiva de los resultados del PP asturiano a base de observaciones epidérmicas: volvió a ganar unas elecciones al PSOE y obtuvo bastante más del doble de votos que Foro. Distinta valoración se obtiene cuando se desciende al detalle.
Las elecciones en Asturias las ganó el PP con 222.000 votos, obteniendo un 35,4% del total de los sufragios. Hay que remontarse al año de 1989, cuando se creó el PP tras el fiasco de Hernández Mancha con AP, para encontrar un porcentaje más bajo de votos de la formación conservadora asturiana en unas elecciones generales. Hay otra referencia negativa muy significativa: Asturias es la única provincia en que el PP saca menos escaños que en el año 2008. Resulta que en el año que el PP rompe todos los techos municipales, autonómicos y nacionales, en Asturias desciende en porcentaje y en número absoluto votos.
El resultado puede causar extrañeza, pero más rara fue la campaña electoral del PP, en que todo el trabajo recayó en Mercedes Fernández, mientras que el resto de líderes (Ovidio Sánchez, Gabino de Lorenzo, Fernández Pardo, Aréstegui) se limitaron a acercarse a Rajoy cuando visitó Avilés y Oviedo. Nunca un escaño requirió menos esfuerzo que el obtenido por Ovidio Sánchez. El aparato del partido dejó que la candidata diera en solitario la batalla contra el PSOE.
IU
El resultado de IU fue muy bueno. Casi dobló el porcentaje de voto de las anteriores elecciones, y hay que ir hasta lo comicios de 1996, cuando la formación de Anguita obtuvo 21 escaños, para encontrar un resultado mejor que el del domingo pasado.
Las razones del éxito son dos: el desengaño de sectores de izquierda con el PSOE y el regreso de Llamazares a la batalla electoral asturiana, al ser el mejor candidato de todos los que podían encabezar la lista. La obtención del escaño da vida a una IU que los años de la abundancia habían dejado moribunda.
FORO
Todas las miradas estaban puestas en el partido de Cascos. La expectativa creada era la consecución de grupo parlamentario y, sin embargo, sólo estará Sostres sentado en el Congreso de los Diputados. Si comparamos expectativa y escaño el resultado es pésimo. Pero si aplicamos patrones nacionales, la cosa cambia radicalmente. ¿Cuándo un partido uniprovincial sacó más de un escaño en el Congreso? No vale hacer referencia a Madrid, como segunda provincia, porque los madrileños ni se enteraron de la concurrencia de Foro en las urnas. En Cantabria, el PRC de Revilla, el político mejor valorado y más popular de la región vecina, obtuvo dos puntos menos que Foro y se quedó sin entrar en Las Cortes. Sacar 83.000 votos, cuando la disputa era entre Rajoy y Rubalcaba, es un resultado francamente bueno. Y deja una pregunta en el aire: ¿El centro-derecha asturiano se apuntará al voto dual, Foro en autonómicas y PP en citas nacionales?