La enmienda a la totalidad presentada por el PP ha servido para dejar en papel mojado los presupuestos del Principado. Como en otras decisiones del mandato, la convergencia de los escaños de los dos grandes partidos nacionales, PP y PSOE, ha dejado al Gobierno de Foro en minoría. La diferencia de esta vez sobre todas las anteriores reside en el alcance de la decisión tomada. Se suele decir que el pleno de los presupuestos es el más importante de cada curso parlamentario, porque en las partidas está condensada la política del Gobierno. Una enmienda a la totalidad es un rechazo global al Gobierno. Eso es lo que ha pasado en la Junta.
Lo primero que hay que descartar es el argumento de que aquí no ha pasado nada, como si hubiera tratado de una votación rutinaria. Desde una perspectiva material la prórroga presupuestaria no permite adaptarse a las necesidades del presente y mucho menos a los ajustes que impondrá el Gobierno central a las comunidades autónomas. El presupuesto vigente es un traje cortado para las hechuras de un tiempo distinto, donde la máxima del equilibrio presupuestario no era de obligado cumplimiento. Véase sino cómo terminaron el año algunos territorios como Castilla-La Mancha. Desde un punto de vista político es un golpe muy duro para cualquier Gobierno.
Se abren tres escenarios: la prórroga presupuestaria, la convocatoria de elecciones o la moción de censura. La primera es una medida coyuntural ya que no se puede estar en prórroga todo un mandato. La convocatoria anticipada de elecciones (en este caso, convocatoria anticipadísima) es el remedio para un Parlamento ingobernable, del que no emerge una mayoría clara. Convocar ahora elecciones, habiendo votado en mayo (municipales y autonómicas) y en noviembre (comicios generales) es un trastorno para la sociedad y una manera de paralizar la Administración. Queda una tercera alternativa que es la más coherente: la presentación de una moción de censura por los mismos partidos que derrotan una y otra vez al Gobierno en el Parlamento. No debe verse como algo raro, sino como un ejercicio de responsabilidad, para dar paso a una mayoría absoluta que gestione la región en estos momentos de crisis. Lo que no es de recibo es votar juntos para rechazar un presupuesto y no ponerse de acuerdo para confeccionar otro nuevo. La pelota está en el tejado del PSOE y del PP.