El apoyo dado a Rubalcaba por el socialismo asturiano se ha visto correspondido por el secretario general incluyendo a Javier Fernández y Hugo Morán en la Comisión Ejecutiva. El ex alcalde de Lena será el responsable del área de Ordenación del Territorio y Sostenibilidad, un cometido que le resulta muy familiar porque ya lo desempeñaba en la Ejecutiva de Zapatero.

Rubalcaba ha puesto a Javier Fernández al frente del Consejo Territorial del PSOE, un órgano importante en el esquema de funcionamiento socialista, en el que se integran todos los secretarios generales de las regiones, así como los presidentes autonómicos. Dada las distintas sensibilidades que hay en el PSOE, que van desde convencidos jacobinos hasta neonacionalistas, la necesidad de alcanzar una síntesis que sea la posición común de todo el partido es una tarea tan delicada como necesaria. Rubalcaba conoce a Javier Fernández desde los años noventa del pasado siglo, cuando ambos coincidieron en el grupo socialista del Congreso de los Diputados, y sabe que además de ser un especialista en temas de energía, cuestión que le resulta cercana por formación académica y práctica profesional, también es un profundo conocedor de los sistema de financiación territorial, habiendo realizado destacadas intervenciones en el Comité Federal del PSOE sobre la materia. Si hay un asunto que puede crear tensión entre los socialistas son los posicionamientos en torno al modelo territorial, al haber un cuestionamiento creciente del sistema de financiación autonómica.

La primera victoria de Rubalcaba como secretario general tuvo lugar dentro del congreso del partido, al lograr el respaldo del 80% de los delegados a la Comisión Ejecutiva. Más de la mitad de los apoyos que tuvo Carmen Chacón no tuvieron inconveniente en dar el visto bueno al equipo de Rubalcaba. Ninguno de los anteriores secretarios generales del PSOE (González, Almunia, Zapatero) asumió el cargo con la experiencia política de Rubalcaba ni con un conocimiento tan profundo del partido. No obstante, tampoco se había producido antes un antagonismo tan fuerte como el de Rubalcaba y Chacón. A Rubalcaba le toca cicatrizar las heridas. El nuevo líder no optó por una Ejecutiva de integración, pero el voto de los delegados hizo que el equipo del 51% del partido se convirtiera en el gobierno de casi todos.