La oferta de Álvarez-Cascos a Mercedes Fernández de formar un gobierno de coalición con reparto de consejerías (5 para Foro y 4 para PP) y la presidencia del Parlamento para el Partido Popular, ha sido contestada por la líder del PP postulándose como candidata a la investidura presidencial. La candidatura de Mercedes Fernández es más una respuesta que una propuesta. La dirigente gijonesa rechaza formar parte de un gobierno de Cascos para encabezar ella el poder ejecutivo. Mercedes Fernández argumenta que la diferencia de escaños es mínima y tiene sintonía con el Gobierno central.
En política se pueden interpretar los más variados discursos, pero las instituciones tienen reglas y costumbres. La cercanía al Gobierno central es un razonamiento válido para pedir el voto a los ciudadanos. Parte de la campaña del PP en las elecciones autonómicas se basaba en ese asunto. Bien es cierto que no es un argumento incontestable, porque la experiencia demuestra que los ejecutivos autonómicos más exitosos no siempre fueron los que estuvieron alineados con el Gobierno central. Ahora bien, lo que debe pretender un candidato que quiere ser investido por la Cámara es ganar la confianza de los diputados y eso no se consigue compartiendo militancia con Rajoy. Hay que mostrar otras razones. La estrategia parlamentaria de los partidos está limitada por la aritmética de los escaños. El PP tiene dos escaños menos que Foro, así que en una alianza de los dos grupos el liderazgo natural es para Foro, el partido que tiene más diputados. En toda la etapa autonómica el PP nunca presentó candidato a la investidura, con la excepción de Sergio Marqués, que ganó las elecciones con 21 diputados, cuatro más que el PSOE. Al final de aquella legislatura, tres meses antes de celebrarse los comicios, Ovidio Sánchez encabezó una fantasmal moción de censura, que se diluyó como azucarillo en café. No hubo más intentos.
En las elecciones del pasado 25 de marzo el PP obtuvo su peor resultado, diez escaños, repitiendo la marca del 22 de mayo de 2011. Es la tercera fuerza parlamentaria y pretende encabezar el Gobierno asturiano basándose en la buena sintonía con Rajoy. Fue durante 30 años el segundo partido asturiano sin presentar candidato a presidente, y ahora es tercero, con la mitad de escaños, y se apunta a liderar un gobierno de coalición. Esto tiene truco.