Los jueces han hecho perder el pie a los políticos al declarar nulo el recuento de los votos en el Occidente asturiano. Tres días después de la jornada electoral llegó por avión el voto de argentinos, mexicanos y chilenos para completar la distribución de escaños del Parlamento. Las urnas distribuidas por toda la región habían dado una ajustada mayoría al centro-derecha y la izquierda aspiraba a resarcirse con el voto de los descendientes de emigrantes, que después de ejercer los derechos políticos en su tierra tienen ilusión por participar en los comicios asturianos. El mayor feudo de la izquierda no está en las cuencas mineras, sino en Argentina. Convocatoria tras convocatoria, el PSOE recibe cerca del 60% de los votos de la emigración. La reforma de la ley electoral hizo que 332 votantes no siguieran los trámites requeridos y Foro presentó recurso pidiendo la nulidad del escrutinio. Cualquiera que haya leído la ley –conozco unas cuantas personas que lo hicieron- comprende que la argumentación de Foro era sólida y debían anularse esos votos. La Junta Electoral Provincial y la Junta Electoral Central no lo entendieron así.

Sin embargo, la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) ha anulado los votos de la circunscripción occidental y la distribución de fuerzas en el Parlamento ha quedado cuestionada. Ya no hay una “mayoría de progreso” (PSOE, IU, UPyD) frente a una derecha cavernícola que recurre a los tribunales para obstaculizar el cambio de Gobierno. Para saber a qué atenernos sobre el rumbo de la legislatura hay que esperar a los votos que lleguen de Buenos Aires, porque en el plazo máximo de tres meses se deben repetir los comicios de los llamados “residentes ausentes”.

El PSOE ha recurrido la sentencia ante el Tribunal Constitucional. Hace lo correcto, como cualquier colectivo que utiliza las armas legales para defender sus derechos. No entiendo cómo se podía reprochar a Foro que acudiera a los tribunales, cuando esa es la vía de defensa. Lo más llamativo de la jornada no estuvo en la improvisada manera de elegir la Mesa del Parlamento, sino en el valor de tres magistrados que en vez de mirar para otro sitio redactaron una argumentada sentencia dejando coja a la Junta General del Principado. En una región pequeña, no es fácil enfrentarse al “establishment”.