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Juan Neira

LARGO DE CAFE

OBJETIVO IMPOSIBLE

La dirección de Foro ha renovado la oferta de gobierno realizada al PP, que consiste en repartirse las consejerías –cinco para Foro y cuatro para el PP-, con Álvarez-Cascos de presidente. Cuando los líderes de los dos partidos estaban negociando, Cascos le hizo una oferta más amplia al PP, proponiendo compartir las tareas del ejecutivo y que la Presidencia del Parlamento fuera ocupada por un diputado del grupo popular. La oferta fue rechazada y la Junta General del Principado ya tiene al socialista Pedro Sanjurjo de presidente. Ahora, como entonces, el PP exige que el gobierno de coalición del centro-derecha sea presidido por Mercedes Fernández.

Un observador realista diría que la negociación entre Foro y PP ha fracasado, mientras que uno optimista afirmaría que se encuentra en un impasse. Los dos líderes (Cascos y Fernández) hace tiempo que no se reúnen y la razón de la discrepancia es capital: a qué partido le corresponde la Presidencia del Gobierno. Foro basa su aspiración en tener más votos y más diputados, mientras que el PP dice que la diferencia de escaños es pequeña (dos) y que cuenta con una relación más fluida con el Gobierno central. En las coaliciones de gobierno, la primacía corresponde al partido que tiene más diputados. Esa regla general conoce algunas excepciones. Verbigracia. Cuando el partido más pequeño puede encabezar una alianza de varios grupos y la formación más grande no tiene esa capacidad de ahormar el consenso, la jefatura del Gobierno recae en el grupo con menos escaños. Ese caso no es el que nos ocupa, porque el potencial campo de alianzas de Foro y PP es el mismo: UPyD. También puede el grupo más pequeño hacerse con la Presidencia cuando se trata de un partido bisagra, susceptible de pactar con la derecha o con la izquierda, como el PRC de Revilla en Cantabria. Ni Foro ni PP tienen esa vocación de partido “comodín”.

La Presidencia del Gobierno es el objetivo de las mayorías parlamentarias, pero en el caso del centro-derecha asturiano se ha convertido en un obstáculo. Si el pacto consistiera en firmar un programa común la alianza ya sería sólida tras la primera reunión de la negociación, pero como se trata de alcanzar el gobierno la tarea se hace difícil, complicada, farragosa, ardua, imposible. En la izquierda las cosas son mucho más fáciles: la prioridad es mandar a la derecha a la oposición.

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por JUAN NEIRA

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