Foro y la izquierda discrepan radicalmente sobre el plan de ajuste. El PSOE considera que es un simple conjunto de sumas y restas sobre los datos de la prórroga presupuestaria y la Ley de Endeudamiento enviada a la Cámara. Dicho de manera simplificada: “una chapuza”. Desde el partido del gobierno se afirma que la izquierda tiene un amplio desconocimiento de las finanzas asturianas y valoran la crítica socialista como un berrinche por no haber recortado Foro los servicios públicos.
El Principado ha remitido el plan de ajuste al Ministerio de Economía cuando quedan unos días para que sea relevado. El plan de ajuste es un documento de gran importancia que condiciona todas las actuaciones de un gobierno. Es absurdo que se tome por un ejecutivo emanado de una legislatura distinta a la actual. Para toda España, el Ministerio de Economía puso la fecha del 30 de abril, como tope para remitir los planes de ajuste. Desde una perspectiva institucional, Asturias se encuentra en una posición cualitativamente distinta al resto de comunidades autónomas, con un gobierno en funciones, así que la confección del recorte debería hacerla el gobierno que se forme tras la sesión de investidura, retrasando durante unas semanas la presentación del plan. A la situación institucional diferente se suma el curso anómalo de la gestión presupuestaria en lo que va de año, con el rechazo al proyecto de cuentas para 2012 y la prórroga de las de 2011, quedando 450 millones inmovilizados, porque la oposición no aprobó la Ley de Endeudamiento presentada por el Principado. De resultas de todo ello, la inversión ha sido retenida y se produjo un ahorro espectacular, hasta el punto de finalizar el primer trimestre con un superávit cercano a los 70 millones de euros. Por eso no hay recorte en los servicios públicos.
Esta situación es artificial e insostenible. Con el nuevo Gobierno es de esperar que el Parlamento dé autorización para desbloquear las inversiones. A partir de ahí habrá que rehacer el plan de ajuste. Los socialistas afirman que Cascos debería haber enviado la Ley de Endeudamiento al Parlamento y luego convocar las elecciones. Hablar sobre lo que no ocurrió es muy arriesgado, pero resulta muy, pero que muy difícil, imaginar que la oposición hubiera dado luz verde para gastar cerca de 500 millones de euros a los dos días de haber tumbado el presupuesto.