La imposibilidad de las comunidades autónomas para refinanciar sus deudas ha llevado al Gobierno a dar luz verde a los hispabonos -popularmente conocidos como “hispabobos”- que permiten a los gobiernos regionales emitir títulos con el respaldo del Estado. En el Consejo de Política Fiscal y Financiera, que se celebrará hoy, el Ministro de Hacienda presentará las condiciones que deben cumplir las comunidades autónomas que emitan deuda con garantía estatal.
La Generalitat catalana pretendía cerrar un crédito de 500 millones de euros con tres bancos y las entidades financieras prefirieron aplazar la operación hasta que el Gobierno diera a conocer la normativa que da cobertura estatal a la deuda autonómica. Otras regiones también vieron congeladas sus peticiones de crédito por idéntico motivo. Con los hispabonos, el Gobierno da un paso hacia delante al respaldar a los ejecutivos regionales ante el mercado. El Estado no se puede permitir el lujo de dejar a caer en la insolvencia a una comunidad autónoma por incapacidad para refinanciar sus deudas, porque tras ella irían todas las demás y el propio Estado. La situación es particularmente difícil para cuatro comunidades (Cataluña, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Baleares) que tienen una proporción de deuda sobre PIB cercana al 20%. En el último trimestre del año, las cuatro regiones citadas deberán renovar créditos por valor superior a los 9.150 millones de euros, y les tocará asumir deuda nueva por un valor parecido para cumplir con el techo del 1,5% de déficit de 2012. Dicho con menos palabras: están arruinadas y va a rescatarlas el Estado.
Desde la perspectiva de los intereses asturianos, una región poco endeuda (9,1% sobre PIB), es muy importante que se aclare el mecanismo que dará soporte a los hispabonos, no vaya a ser que en un arranque de solidaridad se haga la titulización conjunta de la deuda de las 17 comunidades autónomas con aval del Estado, de modo que todos respondamos por todos. Los hispabonos son a las autonomías quebradas, lo que los eurobonos representan a la deuda de los países europeos insolventes. Alemania se resiste a asumir las deudas de Grecia o España, y Asturias debería sentir algún recelo a encadenarse a la deuda catalana. A no ser que nos sintamos más fuertes en el contexto autonómico de lo que es Alemania en el conjunto de la UE.