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Juan Neira

LARGO DE CAFE

EL TRÍO DE LAS CUENTAS

El Principado afronta la confección de los presupuestos de 2013. La tarea se inicia con un cierto retraso, ya que en anteriores mandatos socialistas el borrador de las cuentas regionales se ultimaba en septiembre. Las urgencias en esta materia no son buenas y en estos tiempos de privación cuanto más se tarde en dar el visto bueno a las nuevas partidas de gasto algo se lleva ganado en la lucha contra el déficit público. Ya sé que es una opinión muy heterodoxa, pero la quietud de la Administración ralentiza los gastos, y pese a las inmensas demandas sociales, al final nos van a examinar por el equilibrio de las cuentas. Los que tiraron de largo en el gasto no tienen ahora dinero para pagar los gastos de hospitales y colegios. Miremos a Barcelona o Valencia y escarmentemos en cabeza ajena.
No sabemos que tope de gasto tendrá el Gobierno de Javier Fernández. Adelantada la cifra de 3.770 millones, ya ha quedado desfasada. ¿Cuánto? No se sabe, pero por debajo de ella se establecerá el límite de gasto. Un par de años antes, PSOE e IU pactaron un presupuesto de 4.400 millones. ¿Cómo se pueden borrar 700 u 800 millones, o quizás más, cuando las necesidades son aún mayores? La razón son los ingresos, que constituyen los cimientos del presupuesto. En números redondos llevábamos recaudado, a mitad de ejercicio, el 20% menos que en 2011. En consecuencia, el gasto debería disminuir en el 20%
Así debe pensar la consejera de Hacienda, pero el resto del gabinete, los miembros del grupo parlamentario, los militantes del PSOE y los votantes socialistas parten de otra premisa, ya que al oír mencionar los presupuestos piensan en el gasto. En todos los parlamentos el debate del presupuesto es el debate del gasto. La oposición plantea más demandas de gasto, los agentes sociales animan a gastar, los distintos colectivos preguntan por sus intereses corporativos o culturales, y los poderes territoriales –los alcaldes en el caso de un presupuesto regional- también presionan por lo suyo. Ahorrar sólo es tarea del titular de Hacienda y del presidente del Gobierno.
El problema es que hoy día el debate del gasto se ha convertido en el debate del recorte. En vez de preguntarse por el gasto abordable, toca interrogarse por el gasto prescindible.
INVERSIÓN
En esto, como en todo, el Principado no tiene margen para diferir del resto de gobiernos. La principal rebaja será en la inversión. Se podrá airear la preocupación por el empleo, pero no podrá venir acompañada de dinero. Hay razones objetivas que muestran la flexibilidad de las partidas inversoras sobre la rigidez al ajuste en el gasto en los servicios públicos. La más importante tiene que ver con el papel de la mano de obra. En los servicios públicos, un sector intensivo en carga de trabajo, la mano de obra es el componente central de la actividad y no se puede prescindir de ella porque es inherente al departamento. En el caso de la inversión -pensemos en la construcción de infraestructuras-, el compromiso de los gobiernos con las empresas y los trabajadores del sector es muy débil. Si se recorta en servicios públicos, el gobierno tiene que mandar a su gente al paro; si se recorta en inversión no hay más daño directo que el incumplimiento del programa electoral. El Gobierno central ha reducido la inversión a menos de la mitad desde el inicio de la crisis económica. El mejor ejemplo lo tenemos en Asturias que hemos pasado de recibir más de 1.000 millones de euros a los 426 millones que se invertirán en nuestra región en 2013.
SOCIAL
El discurso del Ejecutivo socialista se apoya en el establecimiento de líneas rojas en la sanidad, la educación y los servicios sociales. La oposición también considera que se trata de materia sagrada. Si hubiera que recortar 200 millones, la práctica podría ser coherente con la teoría, pero cuando hay que quitar 800 millones es metafísicamente imposible no adelgazar las partidas del gasto social, desde la sanidad hasta la dependencia, pasando por la educación. No hay que ser de izquierdas ni de derechas, es cuestión de números: si el gasto social es el 70% del presupuesto, cómo se va a rebajar el 20% del gasto presupuestario concentrando el recorte exclusivamente en el 30% de las cuentas.
PERRO Y GATO
Aclarado el frenazo inversor y la inevitable disminución del gasto social entramos en la parte más delicada del presupuesto: los aliados del Gobierno. Durante los mandatos de Areces hemos conocido la estrategia del ensamblaje: la nave nodriza del PSOE acoplaba a la cápsula de IU. Ahora es una tarea más compleja, porque hay que pasar de la pareja al trío (PSOE, IU, UPyD), de aliados de gobierno a amistades de Parlamento, y de todos a la izquierda, a uno a cada lado. Para mayor dificultad, los dos socios -IU y UPyD- están en estado de gracia, y hagan lo que hagan obtendrán más votos. Pero lo que convierten en más meritoria la empresa es el hecho de que IU y UPyD son como el perro del gato. Unos piensan en gastar y otros en ahorrar; los unos son federales y los otros unionistas; los rojiverdes quieren la huelga general y el partido rosa busca argumento para el 14 de noviembre; IU riega la fronda municipal y UPyD quiere suprimir ayuntamientos; IU defiende el carbón y UPyD cree que el futuro está fuera de la mina. Con estos mimbres, Javier Fernández tiene que hacer un presupuesto que cree empleo, mantenga el gasto social y cuente con 23 votos.

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por JUAN NEIRA

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