En Galicia, victoria absoluta de Núñez Feijóo, y en el País Vasco, victoria absoluta del nacionalismo. De la doble jornada electoral han salido conclusiones rotundas. Núñez Feijóo ha rozado el techo electoral de Fraga, y lo ha hecho en un momento en que hay un divorcio entre la opinión pública española y el PP. En pleno ajuste del gasto y con las incertidumbres desplegadas sobre el rescate europeo, el líder gallego del PP obtuvo un resultado propio de épocas doradas. Mientras la crisis derriba gobiernos, Feijóo sale reforzado como presidente gallego y sucesor de Rajoy.

En el País Vasco el nacionalismo ha logrado un resultado espectacular, adjudicándose casi los dos tercios de los escaños de la Cámara de Vitoria. Los herederos de Batasuna retornaron en la coyuntura más favorable, con ETA enmudecida. Bildu capturó escaños de todos los grupos, por eso es más notable el resultado del PNV, que sólo cedió tres actas de diputado. Nunca el nacionalismo había logrado tantos apoyos ni los constitucionalistas habían quedado tan derrotados. Hablo en términos de bloques, porque tras las elecciones vascas y catalanas, el desafío nacionalista será el asunto central del debate político, y en esa discusión no importan tanto los partidos aislados, como el agrupamiento por bloques. De cara a la formación del próximo gobierno la cosa cambia, porque Urkullu tenderá más a apoyarse en el Partido Socialista que en Bildu, ya que le interesa tener lejos a los radicales, con sus métodos especiales de recogida de basuras en los pueblos de Guipúzcoa, y tomar prestados los votos del Partido Socialista, que ha salido muy debilitado de la contienda electoral.

En efecto, el gran derrotado de la jornada electoral ha sido el Partido Socialista que ha perdido escaños en las cuatro provincias gallegas y en las tres vascas. En el País Vasco se ha quedado sin el 36% de su cuota parlamentaria. ¡Qué poco supo rentabilizar Patxi López su gestión como lehendakari! Quedé atónito el día que me enteré que Rubalcaba pensaba en él como futuro líder del PSOE. Día feliz para Beiras y para IU, que desplazan a BNG como tercera fuerza gallega, y jornada gris para UPyD, que queda como estaba, de fuerza extraparlamentaria en Galicia y con un solo escaño en las tierras vascas. Resumen en clave nacional: la mayoría nacionalista en el País Vasco es el dato más relevante.