Se celebra hoy el congreso regional del PP sin la presencia de ministros y miembros de la dirección nacional del partido. En Génova consideran despachado el trámite del congreso asturiano con la visita girada por Dolores de Cospedal para inspeccionar los preparativos de la magna reunión. Cuando Álvarez-Cascos fundó su partido, en el invierno de 2011, todos los fines de semana teníamos visita de los principales dirigentes del PP, así como de sus líderes autonómicos. González Pons, Arenas, Sáenz de Santamaría, Cospedal, Pastor, Ruiz Gallardón, Montoro, Mato y un largo sinfín de altos ejecutivos del partido cruzaron el Pajares para apoyar a la candidata, Pérez Espinosa. Nunca antes había despertado Asturias tanto interés entre los mandamases del PP.
Con las elecciones de marzo de 2012 se volvió a repetir la gira de ilustres visitantes, con la particularidad de que muchos de ellos tenían la condición de ministros al haber alcanzado ya el poder. Pese a la apretada agenda de presidente de Gobierno, creo recordar que Mariano Rajoy vino tres veces seguidas a Asturias, estando la última de sus visitas dedicada en exclusiva a patear el ala oriental asturiana, zona en la que debían estar muy disputados los escaños según las encuestas que manejaba La Moncloa. Al final, el PP volvió a repetir el pésimo resultado (10 escaños) del año anterior y en la circunscripción oriental se quedó sin representación. Traigo esto a colación porque no se entiende tanta atención a la región en época electoral y la nula presencia cuando toca arreglar los problemas del PP, que son muchos. Puede que Asturias sea demasiado pequeña para estropear el “puente” a los altos jerarcas del partido.
Sabidas las personas que desempeñarán las principales responsabilidades en el equipo de Mercedes Fernández, falta por conocer los objetivos que se marquen para el mandato. La presidenta del PP es una persona con gran experiencia política y es consciente de que tiene que poner orden en su casa y sumar apoyos. El PP no se puede permitir ninguna guerra interna más, porque su electorado está cansado de insultos y divisiones, mientras gobiernan los socialistas. Sus expectativas irán ligadas a la suerte que corra el Gobierno de Rajoy y a desarrollar con Foro una relación parecida a la que une a PSOE e IU, partidos distintos, pero prestos a unir sus fuerzas cuando toca gobernar.