Luis Martínez Noval hizo del carácter su ejecutoria pública, que se puede resumir en ser hombre sumamente discreto, de grandes lealtades y escasas ambiciones. Procedente de un ámbito geográfico (Piloña) alejado del poder en la izquierda asturiana, dio sus primeros pasos en la Cámara de Comercio de Oviedo, para pasar a ser profesor de la Facultad de Económicas, en unos años, los primeros de la etapa autonómica, en que un grupo de profesores (José Luis García Delgado, Jesús Arango, Juan Vázquez, Felipe Fernández, Joaquín Lorences, Agüera Sirgo, Enrique Pañeda, Rodolfo Gutiérrez, Manuel Menéndez) “de Económicas” jugaba a influir en la política del Principado y a ser, a la vez, cantera de consejeros de gobierno. Algunos de ellos, como Jesús Arango y Felipe Fernández, harían el tránsito de la Academia al Ejecutivo.
No hace falta decir que en aquella época, años ochenta del pasado siglo, los profesores de Economía eran de discurso único, apostando por el sector público regional, o como mucho, por un modelo mixto. Quizás la manzana de la discordia estaba en Hunosa, aunque Noval no albergaba dudas, y se alineaba del lado de los mineros.
SECRETARIO GENERAL
Su llegada a la Secretaria General del PSOE asturiano tiene lugar en el momento de la “balcanización” de la FSA, cuando se pasa de un secretario general (Suso Sanjurjo) apoyado por todos, a la lucha de facciones. Durante el mandato de Rafael Fernández, el dirigente astur-mexicano pierde el liderazgo en el PSOE tras quedar en rigurosa minoría en la Ejecutiva de la FSA (sólo le apoyó su mujer, Pura Tomás), al abrir el debate del carbón y contemplar cómo sus ideas avanzadas no tienen ningún respaldo en la organización. Años más tarde, el socialismo asturiano reproduce el antagonismo histórico entre la mina y el metal, o, si se quiere, entre las cuencas mineras y las agrupaciones de la costa.
La pugna territorial se conoce por las etiquetas, “oficialistas” contra “renovadores”. Luis Martínez Noval es el secretario general de la mayoría (“oficialistas”) que tiene un respaldo en torno al 60% de la organización. Frente al oficialismo se levanta la “tribu” renovadora, que tiene en Álvarez Areces un líder inconfundible tras la llegada a la Alcaldía de Gijón.
En la política asturiana y, particularmente, en la izquierda por la influencia del sindicalismo, se institucionaliza la figura del “hombre fuerte”, un dirigente que se caracteriza por tener el verdadero mando en la organización, aunque no posea formalmente la jerarquía en el partido ni la representación en las instituciones. Ese hombre es José Ángel Fernández Villa, el líder del Soma.
Cuando llega Luis Martínez Noval a la Secretaría General de la FSA, la situación interna del socialismo asturiano no tiene parangón en ninguna otra federación socialista española: preside el Gobierno, Pedro de Silva, dirige el partido, Luis Martínez Noval, y manda en todos y en todo, José Ángel Fernández Villa. En ese contexto, Noval es nombrado ministro de Trabajo (año de 1990) sucediendo a Manuel Chaves, que se convierte en presidente de la Junta de Andalucía.
MINISTRO
En el ocaso del tándem, Felipe González-Alfonso Guerra, Noval era todavía una garantía para todos, porque aunaba la ortodoxia “guerrista” (hombre de Villa) con los conocimientos de un profesor de Economía, el mismo perfil técnico que había tenido el primer ministro de Trabajo de Felipe González, Joaquín Almunia. El desembarco de Noval en Madrid responde más a la idea del compromiso público que a satisfacer una ambición. En su equipo de trabajo integra a otro asturiano, Manuel Sampedro (Premio Extraordinario de Derecho), como jefe de gabinete. Posteriormente, siendo Trevín presidente del Principado, Sampedro pasará a presidir la Caja de Ahorros, hasta que las tensiones concitadas por el crédito dado a Mal en la operación del barrio de El Llano, le harían apartarse de la entidad financiera.
Noval se mantiene como diputado nacional desde 1982 hasta el año 2000, pero nunca aspira a ser presidente del Principado. Deja el Gobierno de Madrid, en 1993, coincidiendo con la convulsa legislatura del socialismo regional, con el escándalo del “petromocho” y el mandato de los dos presidentes: Rodríguez Vigil (1991-1993), Antonio Trevín (1993-1995). Villa había puesto a Rodríguez-Vigil y, posteriormente, a Trevín. El ex alcalde de Llanes no fue obediente a los designios del líder del Soma, y cuando en marzo de 1995 se reúne la dirección de la FSA para elegir candidato autonómico, los oficialistas ponen sobre la mesa el nombre de “Luis”. En un contexto de gran tensión (la reunión duró hasta la una de la mañana) Noval renuncia a encabezar la candidatura al Principado.
En el año 2000, en plena división del socialismo originada por la Ley de Cajas, con el aparato del partido enfrentado radicalmente al Gobierno de Álvarez Areces, Martínez Noval termina su mandato, tras doce años como secretario general de la FSA. Le sucede Javier Fernández, con quien tiene vínculos de amistad, más allá de compartir militancia política.
A partir de entonces, se integra en el Tribunal de Cuentas, donde trabaja de forma discreta, algo que no le resultó difícil porque esa fue su norma de vida a lo largo de su trayectoria política.