Los portavoces de los cinco grupos parlamentarios han decidido que la Junta General del Principado tenga el cartel de “abierto” durante el mes de julio. Los políticos están en el punto de mira de la opinión pública y pasar los dos meses centrales del verano en blanco sería un riesgo muy grande para su ya escasa reputación. Dentro del colectivo los más criticados son los diputados, porque la gente los ve en la televisión con cara de aburridos en sus escaños y colige que reciben un sueldo por no hacer nada. Pero lo verdaderamente devastador son los planos en que aparecen los escaños vacíos, porque en ninguna empresa sale todo el mundo a la vez a fumar, a tomar un café o hablar por teléfono.

¿Cuál es la responsabilidad de un diputado? Es difícil contestar a esa pregunta, cuando se observa que el aspecto decisivo de su tarea es apretar el botón para votar y la elección entre el “sí” y el “no” viene dictada por el portavoz del grupo. Como estamos en época de recortes, se puede afirmar que en ningún otro organismo público como el Parlamento se puede hacer una drástica reducción de personal sin que se resientan sus funciones. No es preciso tener vista de lince para pronosticar que el actual formato parlamentario, con multitud de diputados en actitud pasiva, meramente presencial, y un reducido grupo trabajando y dictando las decisiones, tiene los días contados. No basta con ser depositarios de la soberanía popular, es necesario hacer un uso correcto y eficaz de esa formidable delegación de poder.

Si esta crítica rige para las cámaras nacionales cuánto más se puede decir a escala autonómica. La Junta General del Principado no tiene producción legislativa, más allá de reformar o adaptar normas. Su gran esfuerzo anual es la aprobación de la Ley de Presupuestos. Tampoco controla debidamente al presidente del Gobierno, porque comparece para contestar preguntas cada tres semanas. En alguna ocasión se trasladó la fecha del pleno o no se celebró porque un diputado singular tenía reunión de su partido en Madrid. Las vacaciones de los parlamentarios son extensísimas, aunque traten de disimularlo con el registro de iniciativas. Cuando debaten sobre trabajar u holgar en el mes de julio están dando pie para que extendamos la disyuntiva a todo el periodo de sesiones. Deberían adoptar, al azar, el régimen de trabajo de cualquier empresa asturiana.