El juez instructor del “caso Gürtel” ha mandado a prisión, sin fianza, a Luis Bárcenas. El cambio en la situación del ex tesorero del PP se debe a que tanto la Fiscalía como el juez han apreciado riesgo de fuga tras los movimientos de dinero detectados en las cuentas de Bárcenas.
El PP, que en su momento se personó como acusación particular, no ha dicho ni una palabra sobre el ingreso en la cárcel de quien fue senador y tesorero del partido. La política del PP consiste en no darse por enterado, como si Bárcenas nunca hubiera tenido que ver con la cúpula del partido, como si no hubiera sido amigo personal de los principales dirigentes, como si no hubiera estado cobrando un sueldo del PP hasta principios de año, como si sus 68 viajes a Suiza hubiesen sido por motivos familiares, como si las decenas de millones que guardaba en el extranjero hubieran sido producto de su vista de lince para compra-ventas de arte y de su acreditada capacidad para invertir en bolsa. Desde mediados del mes de febrero, cuando aparecieron publicados los llamados “papeles de Bárcenas”, el PP hace como que no ve ni oye ni habla. La táctica personal de Rajoy, de dejar que el paso del tiempo resuelva los problemas, se ha convertido en la doctrina oficial del partido para tapar el “affaire” de Bárcenas. Si en toda su vida política hubo una ocasión en que De Cospedal quedó completamente superada, fue en la rueda de prensa en que trató de justificar el dinero entregado a Bárcenas, llegando a decir que correspondía a un “contrato laboral simulado”. Si hubo un periodo en que Rajoy huyó de los medios de comunicación es el que va desde la publicación de los papeles de Bárcenas hasta hoy día.
El PP tiene un problema muy gordo y no va a resolverlo fingiendo que no se da por enterado. La táctica conocida popularmente como “hacerse el loco” no sirve para los cuerdos. La entrada en prisión de Bárcenas complica aún más la posición de la cúpula del PP, porque el ex tesorero es un individuo de sangre caliente, y al igual que autorizó la publicación de extractos de la contabilidad del PP puede hacer otras cosas semejantes en las próximas semanas. Cuando en un partido estalla un escándalo como el del “caso Gürtel”, se habla con el tesorero y se actúa en consecuencia; Rajoy optó por encogerse de hombros y paga sus consecuencias. Ahora está condenado a gobernar con un ojo puesto en el juzgado.