Por iniciativa de Foro, el pleno de la Junta General del Principado, convocado para el próximo jueves, debatirá sobre la situación de la Zona de Actividades Logísticas e Industriales de Asturias (Zalia). Según el reglamento de la Cámara cualquier grupo con más de diez diputados puede llevar asuntos al Pleno, con independencia de lo que opinen los otros partidos. No obstante, algunos portavoces consideraron poco apropiado tratar el tema de la Zalia en el mes de julio, porque al tratarse del periodo extraordinario de sesiones se deberían abordar asuntos singulares, y todo lo de la Zalia es tan ordinario que mejor dejarlo para otra época del año menos luminosa.
Las dudas y recelos de los portavoces dan la medida exacta de lo que sucede con la Zalia. Desde que se constituyó la sociedad se avanzó a paso de tortuga y por senda equivocada. Durante años, el Gobierno se entregó a un discurso retórico sobre el salto de calidad que suponía contar con una zona logística dedicada a la intermodalidad y al servicio de los puertos de Gijón y Avilés. Se perdieron los mejores años en gorgoritos teóricos y expropiaciones. A los tres meses (mayo de 2010) de recibir el Gobierno de Zapatero el primer aviso de intervención de la Unión Europea, los socios de la Zalia pidieron un crédito de 96 millones de euros, con la idea de devolverlo gracias al fruto de la venta de las parcelas. Tres años más tarde llega la hora de amortizar el crédito y los responsables de la sociedad sólo lograron vender 4.500 metros cuadrados de terreno de los 700.000 metros reservados para empresas. Los grandes estrategas de la sociedad explanaron una enorme superficie pero se olvidaron de construir los accesos. No pueden vender las parcelas, pero tienen que pagar a los bancos. La sociedad cierra los ejercicios con pérdidas, reduce el capital social, y pide a los intermediarios financieros que le den una prórroga.
La Zalia se ha convertido en un negocio ruinoso, como le ocurre a toda sociedad mercantil que tiene gastos y carece de ingresos. En vez de dar gritos de socorro, los responsables de la zona logística guardan un hermético silencio. Si el lunes, 1 de julio, EL COMERCIO no hubiera informado, en exclusiva, de la reducción de capital por pérdidas y de las nuevas garantías que exigen los bancos, el Parlamento no la hubiera incluido en el orden del día. La sociedad sólo dispone de tres millones del crédito, tiene obras por hacer y el Principado no la dotará de acceso alguno al menos hasta mediados de 2015. Debería decirse que no está en condiciones de poner fecha a ninguna actuación, porque la sociedad está empantanada.La consejera de Fomento, presidenta de la Zalia, tiene que informar al Parlamento sobre la situación real en que se encuentra, producto de decisiones desastrosas. Por cierto, en su día EL COMERCIO avanzó el nombre del gerente, cuando ni siquiera se había convocado el concurso de aspirantes. Sustanciada la concurrencia, la realidad confirmó la noticia. Una cosa así no sucede ni en la Andalucía de los “eres”.