Enrique Fernández Miranda ha sido llamado por el Gobierno para formar parte de las comisiones que estudian la reforma de la Administración. Fernández Miranda es un antiguo militante del PP que ocupó cargos de responsabilidad en la Administración durante los años en que gobernó José María Aznar. Su padre fue uno de los personajes claves de la transición, por su influencia sobre el Rey y por el pragmatismo con que desmontó el entramado legal franquista -“de ley a ley”-, sin dar un salto en el vacío. Reúne las características suficientes para participar en el grupo que diseñará la operación más ambiciosa de todas las reformas anunciadas por Rajoy. Pese a ello, creo que no se puede separar la llamada del Gobierno de su reciente ofrecimiento a liderar el centro-derecha asturiano, declarado a EL COMERCIO el pasado 5 de mayo. En política hay muchas más causalidades que casualidades y el nexo que propongo me parece evidente.
El Gobierno y la dirección nacional del PP tienen en la actualidad cosas mucho más importantes entre manos que las desventuras de la organización asturiana, pero eso no quiere decir que no estén dispuestos a barajar alternativas para nuestra región. La inclusión de Fernández Miranda en tareas de asesoramiento al Gobierno supone su regreso a la política activa, tras muchos años dedicados en exclusiva a la actividad privada. La dirección del partido (Rajoy y De Cospedal) es muy probable que no tengan una determinación tomada sobre Asturias pero desean que Fernández Miranda tenga más visibilidad y han dado el primer paso. De momento hay dos opciones, la oficial y la emergente, y a partir de ahí los hechos harán decantarse por una o por otra.
Las cosas en el PP asturiano no van bien. No es ninguna novedad, pero una vez más toca constatarlo. Las encuestas señalan que Foro crece y el PP retrocede. Lo saben en la calle Génova y también lo saben los socialistas. Ambos lo reconocen con pesar. El problema que lastra su proyección electoral está en su estrategia. El PP pierde apoyos porque toda su energía está centrada en criticar a Foro. El mejor ejemplo fue su última campaña dedicada a captar a afiliados de FAC. Un ridículo espantoso. Todavía no se han dado cuenta de que en una situación tan débil como la que se encuentran la mejor forma de combatir a Foro es la estrategia del abrazo. Todo eso ya lo enseñaba Maquiavelo.