En el Pleno extraordinario de la Junta General del Principado se votó el dictamen elaborado por la comisión que estudió la reforma electoral, siendo aprobado con 23 votos a favor, provenientes del PSOE y sus aliados (IU, UPyD). El informe contempla el mantenimiento de las tres circunscripciones electorales –contra el sentir de los partidos minoritarios- pero asignando diez escaños como si sólo hubiese una circunscripción, lo que mejora la proporcionalidad del sistema. Una fórmula ecléctica que repite el sistema tradicional para la elección de 35 diputados e introduce la circunscripción única para los 10 restantes. En el próximo mes de septiembre se iniciará la tramitación parlamentaria del informe. Fernando Lastra advirtió que los socialistas están a favor de convertir el dictamen en ley, pero para ello es preciso incorporar más grupos parlamentarios al consenso. Por su parte, los portavoces de IU, Ángel González, y de UPyD, Ignacio Prendes, han advertido que si los socialistas se abstienen de apoyar la reforma electoral no habrá más presupuestos ni leyes en esta legislatura.
Acabar con las tres circunscripciones electorales es una necesidad, porque Asturias no necesita compartimentar su mapa electoral ni le favorece todo lo que alienta la pulsión localista. El mito –mejor, el cuento- de “las alas”, como parte de una geografía diferenciada, con una problemática específica que exige representantes políticos propios es una falacia. Que haya diputados por Occidente u Oriente tiene la misma justificación que elegir diputados por las cuencas mineras o por las comarcas costeras: un invento que divide la región. IU y UPyD tenían razón al pedir la unificación de las circunscripciones. En vez de esto, el informe de la comisión recoge un sucedáneo, al crear una bolsa de escaños que se repartirán como si sólo hubiese una circunscripción. Para los partidos minoritarios es un avance, porque mejora la proporcionalidad entre número de votos y reparto de escaños, pero no deja de ser una decepción para todos los que consideramos que una de las lacras de Asturias es el localismo, que daña la identidad regional.
Los cambios del sistema electoral son muy delicados y no se pueden hacer por coyunturales mayorías de Gobierno. Lastra tiene razón, pero la presión de los aliados obligará a rectificar al Gobierno. Ese es mi pronóstico.