Desde el concejo en que lleva más de veinticinco años veraneando, Alfredo Pérez Rubalcaba utilizó artillería pesada para disparar contra el Gobierno y el PP. En el mitin llanisco, el secretario general del PSOE centró su intervención en el “caso Bárcenas”. El líder socialista manifestó que el PP pagó sobresueldos en “B”, dando por probados los salarios abonados a altos dirigentes del partido con dinero negro. La misma afirmación que hizo este fin de semana Oscar López, el número tres de la jerarquía socialista, y que fue contestada con amenazas de querella por parte de la dirección nacional del PP, la repitió Rubalcaba, animando al partido del Gobierno a tomar medidas judiciales contra él. El jefe de la oposición dijo que Mariano Rajoy no saldrá de rositas del “caso Bárcenas” y que no va a permitir que la sociedad acabe digiriendo este escándalo como si fuese uno más de los casos de corrupción que afectan a la vida pública española.

Desde la famosa comparecencia parlamentaria de Rajoy el primer día de agosto (“fin de la cita”), el PSOE no soltó la presa. Pérez Rubalcaba tiene la suficiente inteligencia y experiencia política para saber que en los veinte meses de mandato no se le presentó una ocasión como esta: gran escándalo que afecta al corazón del partido del Gobierno y con el presidente enrocado en dar una versión que choca con pruebas y testimonios. Es más que probable que el escándalo tenga un recorrido judicial muy limitado, pero otra cosa es el desgaste político. Esa es la baza a la que fía su suerte un Partido Socialista desnortado, con gran malestar interno, y encogido ante un electorado de izquierdas que no cree en sus discursos ni alternativas.

Rajoy saldrá indemne del proceso judicial, como los dirigentes de su partido, pero le aguarda un vía crucis político. Cuanto antes lo acepte, más pronto podrá organizar el contraataque. Ese es el punto crítico de la reflexión: los pecados del PP los cometió antes el PSOE. Bien es cierto que los socialistas ya lo pagaron en su día con el pase a la oposición, pero la sociedad muestra en los sondeos sobre orientación del voto un gran despego de los dos grandes partidos. Es distinto que Cayo Lara critique a Rajoy a que lo haga Rubalcaba. No obstante, el líder de la oposición confía en que la torpe defensa de la dirección del PP acabe por llevarles a la ruina. ¡Qué cosas pasan en España!