Cruzada la frontera del Día de Asturias los diputados asturianos ya tienen licencia para trabajar. Del anterior periodo de sesiones quedó pendiente alcanzar un acuerdo sobre los salarios de los parlamentarios y van a tratar de darle una respuesta en las próximas semanas. Todos los partidos, menos UPyD, son favorables a mantener las dietas por desplazamiento. La fórmula que baraja Ángel González, presidente de la comisión que estudia la reforma de las nóminas, consiste en mantener los ingresos por kilometraje, pero haciéndolos tributar.

Las dietas que cobran los diputados son abusivas, porque es un escándalo recibir dinero diariamente por desplazarse al centro de trabajo, incluyendo domingos y festivos, cuando hay 200 días al año que no se acercan a la Junta General del Principado. UPyD encontró un argumento para desmarcarse del resto del arco parlamentario pidiendo la supresión de las dietas. Un gesto loable que conlleva un pequeño truco, ya que bajo sus siglas sólo hay un diputado que vive en Gijón. ¿Habría hecho UPyD la misma propuesta en caso de tener media docena de diputados residiendo en Valdés, Tineo, Cangas de Onís, Navia, Ribadesella o Vegadeo? El sistema de las dietas es una herencia de los tiempos de la vieja Diputación Provincial que debería dar paso a una nómina homologada con la de cualquier empleado del Principado.

Mantener las dietas, haciéndolas transparentes a Hacienda, no creo que sea una buena decisión porque los ciudadanos no entienden que en plena crisis económica haya que pagar a diputados que viven en Oviedo y alrededores por desplazarse a la Junta General del Principado que está ubicada en el centro de la capital. Se plantea otro problema añadido relativo al montante de las nóminas. Si las dietas tributan, los parlamentarios pasan a cobrar un sueldo más bajo y sólo Mercedes Fernández quedará satisfecha. Es difícil que haya consenso sobre los salarios a partir de una bajada en la cuantía de las nóminas. Mi hipótesis es que si las dietas pasan a tributar, los diputados para mantener sus percepciones netas elevarán sus ingresos brutos, y el abucheo del público estará garantizado. Los parlamentarios autonómicos no tienen una solución que les permita salvar, simultáneamente, el prestigio y el sueldo. O pierden fama o pierden euros. Como no son héroes tratarán, por lo menos, de no ser pobres.