Las palabras de Guillermo Martínez, afirmando que el nivel de ejecución presupuestaria era semejante al de anteriores ejercicios, y dando por seguro que el Principado cumplirá los compromisos alcanzados con sus aliados parlamentarios, no convencieron mucho al coordinador general de IU, que ha recordado la bajísima ejecución de las partidas dedicadas a los planes de empleo, donde sólo se gastó un euro de cada cuatro previstos, y el lacerante retardo en el pago del salario social, donde los teóricos beneficiarios tienen que pedir auxilio a los ayuntamientos para sobrevivir porque el Gobierno de Javier Fernández tarda año y medio en darles lo que les corresponde.

Manuel González Orviz se reafirma en la idea de debatir sobre la gestión del presupuesto antes de ponerse a negociar el borrador de cuentas para 2014. Primero vamos a ver lo que se hizo y luego hablaremos de futuro. El Principado tendrá que agilizar la tramitación administrativa para ejecutar las partidas que tiene inmovilizadas, un trabajo nada fácil de resolver en poco tiempo y máxime para un Ejecutivo que lleva año y medio gestionando a cámara lenta, con una indisimulada pereza para cumplir con las obligaciones presupuestarias.

El Principado ha lanzado a IU mensajes embriagadores, como el anuncio de consolidar una “agenda contra la exclusión social”, tomando prestada una terminología más propia de entidades como Cáritas, que se dejan la piel luchando por impedir que las personas vulnerables caigan en la marginación, que de un Ejecutivo que contempla impávido el derrumbe de la asistencia social, aunque tiene recursos para impedirlo. Si quiere luchar contra la exclusión social lo mejor que puede hacer es activar el presupuesto, que fue aprobado en la Junta General del Principado para hacer algo más que pagar los sueldos de los funcionarios, tarea que realiza con absoluta puntualidad el Gobierno de Javier Fernández. Para gastar lo presupuestado no tiene ningún obstáculo el Ejecutivo, no puede recurrir a la cantinela de los recortes de Mariano Rajoy ni tampoco a la falta de solidaridad de Ángela Merkel, que ya está suficientemente ocupada con las elecciones alemanas, de modo que el bloqueo de los recursos es una decisión libre y autónoma de los socialistas. Ante un Gobierno amigo de filosofar, bueno es que IU le obligue a poner los pies en el suelo.