La FSA ha emitido un comunicado sobre la crisis política de Cudillero que está a la altura de los disparates cometidos por las huestes de Francisco González en el Consistorio. La dirección del principal partido asturiano empieza por reconocer que la situación en que se encuentra el Ayuntamiento es excepcional, pero no responsabiliza de ello al grupo socialista ni a la serie de decisiones llevadas a cabo en los últimos meses. Los mandamases socialistas ven un monte quemado y hablan de cualquier cosa menos del pirómano. Un partido con mayoría absoluta en el Ayuntamiento durante más de veinte años pierde la posesión de la Alcaldía por decisión de los tribunales y la FSA evita comentar los disparates realizados para llegar a esa situación.

La FSA se muestra apesadumbrada pensando en la estabilidad y la representatividad del Ayuntamiento. Dos loables preocupaciones que podrían pasar por sinceras si no fuera porque los máximos dirigentes socialistas aplaudieron con entusiasmo la llegada a la Alcaldía de un señor (Ignacio Fernández) que ni tan siquiera contaba con un voto del vecindario -todo un ejemplo de alcalde representativo- y, además, apoyaron el carrusel de renuncias y dimisiones de ediles y alcaldes socialistas, que como todo el mundo sabe estaban orientadas a cualquier cosa menos a dar estabilidad a la Corporación municipal. Los jefes del partido dicen que hay que ofrecer una solución que acabe con la incertidumbre. Hasta la última sentencia anulatoria del Tribunal de Justicia de Asturias (TSJA), la FSA había dado por bueno el modelo utilizado en Cudillero para dar certidumbre política que consistía en la dimisión fulminante de dos concejalas para que Fernández Garay quedara como cabeza de lista. Un alcalde anulado por el Tribunal Constitucional y encumbrado nuevamente a la Alcaldía, siguiendo un procedimiento tan espurio, obtuvo el visto bueno de la FSA, una organización que está liderada por el presidente del Principado, un político que ha teorizado este verano sobre el concepto de “normalidad democrática”, entre comedidos reproches hacia políticos de otros partidos. ¿Pensaba Javier Fernández en Cudillero?

La FSA dice que no recurre la sentencia del TSJA para evitar la judicialización del Consistorio. No nos engaña: tres revolcones en los tribunales en un mismo verano suponen ya demasiado descrédito.