Francisco González, el dirigente socialista que fue durante más de veinte años alcalde absoluto de Cudillero (absoluto porque gobernó todo ese tiempo a lomos de mayorías municipales absolutas), saltó como un resorte al ver que el diputado de IU, Ángel González, declaraba que no piensa dimitir pese a tener que sentarse en el banquillo de los acusados bajo fundados indicios de prevaricación; al menos eso es lo que considera el juez que instruyó el sumario. El ex alcalde de Cudillero habla de vergüenza y de indignidad, al recordar que los dirigentes de IU fueron los primeros que le exigieron que entregara su escaño cuando fue imputado por un delito de exacciones ilegales a los dueños de los chiringuitos del pueblo, en pago por los servicios de vigilancia que hacía la Policía municipal. Francisco González entiende que es el único político con autoridad moral para hablar del asunto, ya que entregó el acta de diputado y abandonó la Junta General del Principado.

Es humano que el ex regidor cudillerense levanté la voz y ataque al portavoz de IU pagándole con la misma moneda. Hay semejanzas indudables en las dos situaciones: dos cargos públicos que son imputados por el juez y se les abre juicio oral. Uno dimite (Francisco) y el otro (Ángel) se reafirma en el puesto. Ahí se acaban las similitudes y empiezan las diferencias. Es muy distinto estar imputado por cometer prevaricación administrativa, sin existir lucro por parte del acusado ni ningún otro tipo de beneficio material, que protagonizar un caso de exacciones ilegales. Una cosa es fraccionar la adjudicación de un contrato en varios de menor cuantía y otra muy distinta es cobrar dinero ilegalmente a unos ciudadanos por una protección que, en todo caso, tienen derecho a disfrutar sin contraprestaciones económicas. Por decirlo de una forma elíptica: es una extralimitación de funciones muy superior la del segundo comportamiento que la del primero.

Francisco González asegura que tiene autoridad moral para hablar sobre la materia al haber abandonado voluntariamente el Parlamento, pero su retirada es parcial, ya que conserva el cargo de jefe del PSOE de Cudillero. Es muy difícil no ver la mano de Francisco Gonzáles detrás de las controvertidas decisiones políticas tomadas por los socialistas en los últimos meses en el Ayuntamiento de Cudillero. El poder no estaba en el escaño.