Comunidades ricas, como Madrid y Cataluña, han hecho saber que esperan del nuevo modelo de financiación autonómica una sustancial mejora para sus intereses. Como cité a Cataluña, hay que hacer la salvedad de que aunque denuncia el injusto tratamiento que recibe con el actual sistema, lo hace sobre todo para cargarse de razones de cara a la convocatoria de un referéndum de autodeterminación; sobre la distribución de recursos mantiene la propuesta de quedarse con el cien por cien de los impuestos que se recaudan en Cataluña, acogiéndose al precedente del País Vasco y Navarra. En realidad, Artur Mas baraja distintos objetivos, desde el más satisfactorio que sería la declaración de independencia (una vez firmado un acuerdo preferente con España, faltaría más), hasta la adopción del sistema fiscal vasco, pasando por una mejora sustancial del sistema de financiación autonómica que les permitiese dejar reducida al mínimo su contribución a la solidaridad interterritorial.
El caso de Madrid es cualitativamente distinto. Desde la capital no es posible reivindicar la parte contra el todo, limitándose a pedir mejoras, ya que de los 76.000 millones de euros recaudados en su territorio, no llegan a quedar 15.000 en la comunidad autónoma. Muchas veces se acusa a Madrid de vivir de los demás, argumento residual de la etapa centralista, pero al ver los números dan ganas de decir lo contrario: la mayoría de las comunidades autónomas vive de Madrid.
Entre los que agitan la vía rupturista y los que exigen reformas profundas, van a dejar a Asturias en una situación incómoda. Para colmo de males, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ya dijo en una reciente reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera que había que adecuar la cantidad que recibía cada región del sistema de financiación a los impuestos que se recaudan en ese territorio. Esa filosofía supondría un golpe mortal para los intereses asturianos, porque los fondos que recibimos actualmente quedarían drásticamente reducidos. Junto con La Rioja, Cantabria, Extremadura, Castilla-León y Aragón, formamos parte del grupo que recibe más financiación por habitante, y no es precisamente por la gran recaudación que obtenemos. El Principado dice que no aceptará un sistema que rompa con la equidad. Bien, pero el nuevo modelo puede echar a andar si la firma de Asturias.