El Gobierno regional ha aprobado la segunda ley sobre el sector público, dedicada casi íntegramente a reorganizar el ente de comunicación del Principado (TPA, RPA, etcétera). La remodelación consiste en fusionar los distintos tinglados, reducir el número de miembros del consejo de administración y crear un consejo de informativos, así como establecer un mandato de nueve años en el que la Junta General del Principado señalará los objetivos del servicio público. También hay un contrato programa, Principado-TPA. Todos estos pasos no están ni bien ni mal, porque hay tantos esquemas organizativos como gustos. Se puede funcionar mejor con la radio y la televisión separadas o tal vez sea más adecuado fusionarlas, depende. El Parlamento debe fijar los fines de la televisión para un periodo de nueve años, o renovar los objetivos anualmente, o no hacerlo nunca. El consejo de informativos puede ser un órgano perfectamente prescindible; la reducción de miembros del consejo de administración, de quince a diez, no es tan importante como espaciar las reuniones del órgano porque nos salen muy caras a los asturianos. Claro que si así fuera, a lo mejor habría que redefinir el consejo de administración, porque su finalidad más directa es el cobro de dietas.
El objetivo de la reorganización del sector público era lograr ahorros para reducir el déficit. Si no se hubiera orientado la política de los gobiernos hacia la consolidación fiscal, el Principado jamás se hubiera embarcado en la farragosa tarea de fusionar y reducir, porque los socialistas nunca creyeron que el sector público tuviera un tamaño excesivo y afrontaron la tarea del recorte con manifiesta ausencia de entusiasmo. Hasta la fecha, en la reorganización hay más ruido que nueces, porque detrás de tantos cambios de fachada apenas se produce ahorro. El consejero de Presidencia, Guillermo Martínez, señaló que el ahorro en la TPA ya se hizo este año al bajar el presupuesto de 32 millones a 20. ¿Es suficiente ese recorte? ¿Para qué buscar otras envolturas para el sector público si resulta igual de costoso?
La única forma de dedicar más dinero para la inversión, los planes de empleo o las prestaciones sociales consiste en reducir el sector público, responsable de un importante porcentaje del gasto corriente. El Principado debe escoger entre burocracia o inversión productiva.