El debate sobre los presupuestos queda clausurado tras declarar Mercedes Fernández que es “casi seguro que presentemos una enmienda a la totalidad”. En política, una frase de ese tipo, a una semana de celebrarse el pleno sobre los presupuestos, compromete decisivamente el sentido del sufragio. A la presidenta del PP le pilló por sorpresa las declaraciones de Gabino de Lorenzo sobre el acuerdo con los socialistas en las cuentas regionales; inicialmente reaccionó con cautela mostrando su disposición a la negociación con el Gobierno regional. Ante la falta de respuesta, dio un paso al frente e hizo públicas las condiciones del PP para el pacto, y al ver que en pocas horas el portavoz del Ejecutivo declaraba incompatibles el proyecto presupuestario con los postulados del PP, zanjó el debate con el anuncio de la enmienda a la totalidad que debe ser ratificado por el órgano de dirección del partido. De ahí la cautela, al utilizar la fórmula de “casi seguro”.
Javier Fernández abordó la negociación presupuestaria con un ojo fijo en la izquierda y el otro en la derecha. La negativa de Foro, PP y UPyD deja a IU, como único posible socio, aunque por los pasos dados hay un altísimo porcentaje de probabilidades de que el Gobierno se quede solo abrazado a sus cuentas. De ser así, el próximo viernes serán devueltos los presupuestos y se podrá cantar por Nochebuena el villancico de la prórroga. Un mal terrible para los intereses de Asturias, según el Gobierno socialista, aunque no existe base material para un juicio tan catastrofista. No quiero pecar de optimista, pero el retraso de financiación para algunas iniciativas no será mayor que la sufrida este año por muchos colectivos, como, por ejemplo, los beneficiarios de los planes locales de empleo.
El PP salva los muebles con la decisión tomada por Mercedes Fernández. La propuesta de Gabino de Lorenzo los llevaba al abismo, porque suponía una enmienda a la totalidad de la tradicional estrategia parlamentaria seguida por el PP que nunca dio el visto bueno a presupuestos socialistas en la etapa autonómica. Decir que la región necesitaba un acuerdo entre los dos partidos, sin fijar en qué ni en cómo, no pasaba de ser un cheque en blanco para que Javier Fernández gobernara con sus escaños y los del PP. Salir con tamaña hipoteca a pedir el voto en las próximas elecciones autonómicas sería una empresa imposible. En política gana el que comete menos errores.