Las escuchas telefónicas de Joaquín Fernández, que constan en el sumario del “caso Pokemon”, siguen provocando situaciones equívocas. En las mismas aparece el exviceconsejero de comunicación del PP relacionado con distintos cargos públicos de su partido, con los que realiza diferentes gestiones. Parece ser que Joaquín Fernández intermedió para que un hermano de Mercedes Fernández, que estaba en el paro, entrara a trabajar en Aquagest, empresa para la que hacía de comercial Joaquín Fernández. Esa contratación sería un favor que le debería la presidenta del PP al conseguidor de Aquagest. En el material grabado, también se hace alusión a una comida de responsables de la empresa con Mercedes Fernández.
Estoy seguro que si Mercedes Fernández quisiera colocar a un familiar tendría opciones mucho mejores que la ofrecida por Joaquín Fernández, porque se trataba de un empleo temporal sustituyendo a otra persona que estaba de baja. Cualquier presidente de un gran partido tiene, sin necesidad de intermediarios, posibilidad de lograr empleo para los familiares más allegados. Una gran parte de los trabajos se alcanzan por la vía de las relaciones sociales (basta echar una rápida mirada al entorno), así que un líder político regional, miembro de la dirección nacional del partido que gobierna España, está en condiciones de lograr un contrato de trabajo para un hermano médico que está desempleado, como era el caso de “Cherines”. Me extrañaría mucho que de esas conversaciones grabadas se desprendieran comportamientos irregulares que comprometieran a la presidenta del PP.
Queda por tratar la vertiente política del asunto, que cursa por otros derroteros. Si al levantarse el secreto de un sumario sale repetidamente el nombre de un político asociado a otras personas que están imputadas en ese expediente judicial, y se habla del logro de empleos, comidas con empresas, etcétera, la respuesta no puede ser el silencio. En política hay que comparecer públicamente, porque los políticos están en las instituciones por el voto de los ciudadanos. No se puede callar en espera de que escampe, táctica seguida mayoritariamente por la clase política española, con Rajoy a la cabeza. Mercedes Fernández debería convocar una rueda de prensa para despejar cualquier duda sobre este asunto, y sobre cualquier otro episodio que afecte a cargos públicos del PP en el sumario del “caso Pokemon”.