Continúa la resaca de las elecciones europeas, un fenómeno que cursa de distinta manera en los dos partidos mayoritarios, ya que Rubalcaba abrió las puertas del debate, de par en par, con el anuncio de su retirada y la convocatoria de un congreso, mientras que en el PP la autocrítica de Rajoy consistió en decir que entiende a los ciudadanos que le hayan retirado el apoyo, pero que trabajará para recuperar su confianza.
En el Partido Socialista las aguas están muy agitadas, ya que el guión inicial de Rubalcaba –congreso extraordinario para que los delegados elijan al secretario general, y elecciones primarias en otoño- ha sido modificado al optar por una vía novedosa consistente en que los más de 200.000 afiliados del partido elijan al secretario general. Un método más democrático y acorde con los tiempos que corren, pero que no lo recogen los estatutos del PSOE, por eso Carmen Chacón mantiene la exigencia de dar prioridad a la elección del candidato a presidir el Gobierno bajo la fórmula de elecciones primarias. El PSOE está dividido, Rubalcaba consulta con los barones autonómicos y nadie desvela su juego. Momento para cambiar de lealtades. Como la figura emergente es Susana Díaz, los jefes de las organizaciones socialistas de Valencia, Aragón, Canarias, Madrid y la Rioja saltan a la palestra para decir que si la presidenta de Andalucía opta a ser la secretaria general, puede contar con su respaldo. Tiempo de medir las fuerzas entre potenciales candidatos. Madina cuenta con el apoyo de Rubalcaba y de los exsecretarios generales del partido (Zapatero, González, y, me imagino, que Almunia), mientras que Susana Díaz tiene detrás a la organización regional más potente del partido y recibe emisarios de otras comunidades para ponerse a sus órdenes. Estamos en plena “guerra de movimientos” (Gramsci).
En el PP, levantan la voz algunos líderes autonómicos (Galicia y Valencia) para pedir autocrítica sobre la pérdida de 2,6 millones de sufragios en los comicios europeos. Una preocupación lógica, porque como el PP no espabile la próxima patada del electorado irá dirigida directamente a sus posaderas. Los socialistas tienen motivos para preocuparse y los populares para no estar contentos, porque el bipartidismo ha pasado de contar con el 80% de los votos a tener el 50% de los sufragios. Como diría Valdano, el filósofo, “el domingo los pajaritos dispararon a los cazadores”.