En la reunión de la Comisión Ejecutiva debe quedar despejado el camino que va a seguir el PSOE en los próximos meses, con la celebración del congreso y la probable convocatoria de elecciones primarias. Aunque han salido más nombres para participar en alguno de los dos procesos, sólo Susana Díaz, Madina y Chacón tienen posibilidades reales de convertirse en la opción preferida por la militancia o los delegados del futuro congreso. Los barones autonómicos quieren que Susana Díaz sea la próxima secretaria general y, es de imaginar, que también la prefieran de cartel electoral. En el socialismo la bicefalia es la excepción, siendo la norma la acumulación de funciones: el secretario general es el candidato natural a presidir el gobierno, tanto en ayuntamientos, comunidades autónomas o la misma nación. En el calendario electoral, la próxima estación por la que pasa el tren son las elecciones autonómicas y dado la tendencia decreciente que sufre el PSOE en todos los comicios (varapalo autonómico y municipal el 22 de mayo de 2011, mínimo histórico en las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011 y el registro más bajo en elecciones europeas el 25 de mayo de 2014; una serie que se amplia si sumamos las últimas elecciones catalanas y vascas) se entiende que los barones autonómicos quieran un PSOE liderado por Susana Díez al haber logrado en su tierra que el Partido Socialista se distanciara del PP en las encuestas y le ganara ampliamente en los comicios europeos. La vieja guardia del socialismo, orientada inicialmente hacia Madina, es más que probable que secunde el salto de Díaz a la dirección del partido, si la presidenta andaluza se decide finalmente a darlo.
La propuesta de la dirección del partido es muy artificiosa, con una consulta a la base que será ratificada al día siguiente por los delegados al congreso. Si habla la militancia, los delegados no tienen nada que objetar, y si los delegados juegan el papel de floreros sobra el congreso. Un plan fácilmente cuestionable, pero que puede ser útil si suscita el consenso en los órganos del partido.
Si Susana Díaz opta a la Secretaría General no creo que los principales rivales se presenten a disputarle el cargo. La presidenta de Andalucía siente temor a someterse al escrutinio de toda la militancia, de ahí que el proceso de primarias en su tierra no haya pasado del simulacro. A nadie puede extrañar, ahora, que se retoquen las reglas.