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Juan Neira

LARGO DE CAFE

ASÍ SE GOBIERNA EN ASTURIAS

La diputada de Foro, Teresa Alonso, ha afirmado que el Principado, al finalizar el mes de mayo, sólo había gastado el 30,7% del presupuesto, mientras que la media de las comunidades autónomas estuvo en el 38%. El balance general lo ilustró con capítulos concretos, como el gasto en Investigación y Desarrollo, que tiene reservada una partida de 18 millones de la que no se había consumido ni un euro. Para construcción de carreteras se contaba con 57 millones, y el Gobierno socialista sólo gastó 11. En la exposición de la dirigente de Foro hubo un hueco para la anécdota, al relatar que el complejo deportivo Fernando Alonso tenía presupuestado un millón de euros y hasta la fecha se utilizaron 346 euros. Sin invertir en carreteras, cómo van a gastar en museos y exposiciones de coches de carreras.

Estamos ante un asunto central de la gestión del Gobierno de Javier Fernández, consistente en reprogramar inversiones y gastos. Dicho sin eufemismos: aplazar pagos, retrasando las actuaciones. Una cosa es gobernar con austeridad y otra muy distinta, dilatar inversiones y gastos. En 2013 ya dejó muestras claras el Ejecutivo socialistas del nuevo estilo de gobierno, cuando los compromisos de inversión y planes de empleo, contenidos en el presupuesto y respaldados por el acuerdo de concertación social, no se empezaron a atender hasta el otoño. Los casos más sangrantes tienen que ver con los servicios públicos de protección social, al diferir el salario social dieciséis meses y al tardar 475 días, de media, en resolver los expedientes de la Dependencia, el plazo más largo entre todas las comunidades autónomas.

La fórmula asturiana de luchar contra el déficit público consiste en no generarlo dejando gasto sin ejecutar. Según Teresa Alonso, 500 millones en los cinco primeros meses del año, a 100 millones por mes. La cúpula del Gobierno se protege de su principal temor: sufrir problemas de liquidez para pagar las nóminas de los funcionarios. Una vez atendida la prioridad de las prioridades se ponen todas las demás necesidades en lista de espera, y se las atiende por riguroso turno. Cuando el retraso se torna descomunal, se echa la culpa al déficit de herramientas informáticas del Principado. Al acercarse el fin del ejercicio, como sobra el dinero y está asegurado el cumplimiento del techo del déficit, se reparte sin orden ni concierto, en forma de alegre aguinaldo entre centros públicos.

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por JUAN NEIRA

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