Ángela Merkel recorrió a pie el último subtramo (seis kilómetros) del Camino de Santiago para abrazar al apóstol. A su lado caminaba Mariano Rajoy, que se le supone un buen conocedor de la materia por ser gallego de pro, hombre culto y católico. No creo que la canciller alemana pudiera tener mejor compañía para participar en el viaje iniciático. Lo califico así porque deseo que la jefa de la Europa unida haya vivido una experiencia distinta al abrazar al patrono de España, y fruto de ella se anime a renunciar a esa Europa carolingia que trata de plasmar 1.200 años más tarde: en vez de recrear el Sacro Imperio Romano Germánico, mejor admitir que España, como el resto de países europeos, tiene plena libertad y capacidad para aplicar las políticas que crea convenientes bajo una legislación y moneda común. Soy optimista, porque al final del viaje la mujer más poderosa del mundo declaró que nunca va a olvidar la experiencia del Camino de Santiago vivida “con Mariano”. El olor y la cadencia del botafumeiro provocaron la catarsis.

Ante los micrófonos, todo fueron afinidades al quedar silenciadas las diferencias. Ambos, Merkel y Rajoy, afirmaron que van a seguir con la consolidación fiscal. La política económica es como las recetas de cocina, hay que tener mucha mano y huir del dogmatismo: la consolidación fiscal puede salvar a un país o hundirlo, depende de las circunstancias. La consolidación fiscal tiene sentido en países con grandes desequilibrios, pero para Alemania no es la dieta más conveniente. Cerrar las puertas a una determinada cuota de déficit es absurdo, aunque el precepto se haya elevado a rango constitucional. Rajoy declaró que no se puede vivir toda la vida con un 9% de déficit público, un ratio que conoce perfectamente, porque esa era la situación de las cuentas del Reino de España cuando él llegó al gobierno. Pues bien, tampoco se puede vivir toda la vida sin déficit público, porque a veces el Estado tiene que relanzar el gasto, al igual que una familia compra un piso con el recurso del crédito. Demostrada la obediencia de Rajoy a la doctrina de Merkel, llegó el premio: De Guindos presidirá el Eurogrupo, palabra de canciller.

Lo más inquietante del encuentro fue la declaración de Merkel ante la consulta catalana: “es un problema interno de España”. La misma frase de Alexander Haig, el secretario de Estado de los EEUU, cuando Tejero dio el golpe. Merkel se lava las manos.