La apertura de la Escuela de Verano de UGT tuvo un aliciente especial con la presencia de Pedro Sánchez. La visita del nuevo líder de los socialistas –la segunda que realiza a Asturias en un mes- forma parte del intento por cauterizar la herida abierta con la FSA en el congreso federal, cuando Javier Fernández abrió una batalla interna al no ver confirmadas sus expectativas de presidir el Consejo Territorial.
En su discurso, Pedro Sánchez habló de la lucha contra la desigualdad, dentro de la defensa de los valores socialistas. Al criticar la política del Gobierno, pidió a Rajoy que tomara como modelo la concertación social asturiana, en la que participan el Principado, la patronal y los sindicatos. No sé si la referencia forma parte del cortejo a los socialistas asturianos y al presidente, presente en el acto, o si Sánchez lo dijo convencido, creyendo que es un ejemplo a imitar. Como dudo que conozca de primera mano en qué consiste el pacto social por estas latitudes, sería bueno que pidiera a María Luisa Carcedo o a Adriana Lastra, dirigentes asturianas miembros de su equipo, que le ilustren sobre esa liturgia de cartón piedra basada en repetir las cifras del presupuesto sin que los agentes sociales asuman ningún compromiso. Para entender la trascendencia del pacto, basta decir que lo más importante es la foto final, con las manos de los firmantes formando una montonera entre sonrisas oficiales: el retrato del “establishment”. Ni que decir tiene que terminada la ceremonia, el pacto social queda archivado, y si no que se lo pregunten a los constructores que acusaron al Principado de no haber licitado ni un 10% de lo contemplado en el documento de la concertación. Pedro Sánchez también comparó las privatizaciones del PP con la agenda social del Principado. Definitivamente, hablaba de oídas. La agenda social supone esperar 16 meses para cobrar el salario social o tirarse de media, 475 días, para acceder a las prestaciones de la Dependencia, o formar parte del millar largo de pacientes que lleva seis meses en espera de una operación.
En el acto también intervino Javier Fernández. Dos cosas a destacar: el ataque frontal a Podemos y la interrupción al discurso de Fernando Couto (Foro), que cuando se refería a la deuda que le toca “pagar” al Principado, el presidente cortó su discurso para decir, “o refinanciar”. Dos datos que hablan de los nervios del poder ante las elecciones.