El informe de coyuntura de Hispalink, que ayer recogía EL COMERCIO, señala que el pasado año en Asturias hubo una creación neta de empleo del 2,1%, lo que supone 7.921 personas más ocupadas en 2014. Un dato modesto, antesala de las sombrías previsiones para 2015, que hablan de un aumento del 0,2% en el número de trabajadores ocupados. En el año electoral, con los gobiernos tirando la casa por la ventana, el precio del barril de petróleo por los suelos y la prima de riesgo lamiendo las alfombras, en Asturias aumentará el empleo solo en 834 trabajadores. Desmoralizador.
BBVA
Las previsiones de Hispalink entroncan con las que hacía el BBVA el pasado mes de noviembre, cuando situaba a Asturias como la penúltima comunidad autónoma en crecimiento del PIB (0,8%) en 2014, únicamente por delante de Murcia (0,7%). Un dato malo que empeora para 2015, ya que según la citada institución de crédito Asturias será la región en que menos crecerá el PIB este año, 1,3%. Nuestra región quedará descolgada del resto, al quedar distanciada de las más rezagadas (Baleares y Cantabria, incremento del 1,7%) y lejos de la media española, situada en el 2%.
Siempre que leo estadísticas de crecimiento económico me fijo en Andalucía, una región muy atrasada, con el 35% de paro y la mochila rebosante de corrupción, y me quedó atónito al comparar sus cifras y las asturianas. En el 2014 crecerá (faltan por salir los datos a 31 de diciembre) cuatro décimas más que nosotros y para el presente año se espera que nos supere en medio punto.
¿Qué ocurre para que cosechemos estos pésimos resultados? ¿Cómo somos la región que tiene las peores perspectivas de las 17 comunidades autónomas? ¿Qué está haciendo Asturias rematadamente mal sin que tengamos conciencia de ello?
PRESUPUESTOS
Antes aludía a la característica de 2015, como año electoral, con los gobiernos calentando la economía con inversiones y gastos. Esa tendencia general tiene excepciones. En el conjunto de las comunidades autónomas, el gasto en sanidad crecerá el 2,4% y el gasto en educación lo hará en el 2,6%. Pues bien, en Asturias, el presupuesto de sanidad aumenta en 0,7% y en educación lo hace en el 0,5%. Si miramos el capítulo inversor nos encontramos con una diferencia mucho mayor entre los presupuestos de los demás territorios y el asturiano, al aumentar la inversión de media en el 6,2%, mientras que en Asturias retrocede en 34 millones de euros (los datos reales suelen ser peores que los presupuestados; por ejemplo, en los once primeros meses de 2014, el Principado sólo había licitado el 42% de las inversiones aprobadas).
Por último, la carga financiera -las amortizaciones de la deuda y el pago de intereses- baja en las comunidades autónomas en el 17,7%, mientras que en Asturias aumenta hasta los 500 millones. En esa diferencia presupuestaria entre Asturias y las otras comunidades autónomas está una de las explicaciones del menor crecimiento económico y la paupérrima creación de empleo (834 ocupados más) que se dará en este ejercicio. Ni a Javier Fernández ni a Mercedes Fernández les interesa entrar en este análisis.
¿El farolillo rojo que lleva colgado el Principado en las previsiones de crecimiento económico para 2015, y el penúltimo puesto de 2014, constituye una excepción o representa la norma en la trayectoria económica de la región?
2013 fue un año negro. En plena recesión, todas las comunidades autónomas retrocedieron, pero Asturias descendió casi el doble. La pérdida de PIB en las comunidades autónomas se situó en el 1,2%, y en Asturias alcanzó el 2,1%. Así fue el primer año de gobierno de Javier Fernández. Si nos fijamos en el periodo que va desde la llegada de la crisis económica a España, año 2008, hasta el 2013, Asturias perdió el 9,5% de la riqueza regional, y la media de retroceso de las regiones estuvo en el 6%.
La crisis español tiene en el ladrillo su principal exponente, sin embargo, una región industrial, con un peso moderado del sector de la construcción, fue la que más retrocedió.
FAROLILLO ROJO
Si nos olvidamos de crisis y analizamos el periodo de las vacas gordas, nos encontramos con un estudio de Funcas, publicado en febrero de 2010, que señalaba a Asturias como la región que menos había crecido entre 2000 y 2008. Lo mismo sucedió en la década de los años noventa del siglo pasado.
Hagamos un último esfuerzo para otear más lejos, y vayamos al inicio de la etapa autonómica para sacar conclusiones definitivas. Nos encontramos con que el empleo entre los años 1980 y 2012, aumentó el 51% en España, mientras en Asturias había 200 puestos de trabajo menos. Esos datos constituyen la verdadera crónica de nuestro pomposo autogobierno.
Tres décadas hegemonizadas por el mismo partido, con la constante propensión a subir impuestos y engordar la Administración pública, hace de nuestra región el territorio con menos oportunidades.
Como me recordaba, esta semana, un amigo, cuando la cuenta de personal disminuye en el sector privado, el Principado soporta un coste salarial de 43.128 euros por empleado, y se permite aumentar la nómina de contratados. Para mantener este estado de cosas, se minimiza la inversión y se asume más deuda. Esa es la esencia del modelo económico progresista, consistente en pagar impuestos para financiar sueldos públicos. Y encima dicen que gobiernan en defensa de los intereses generales de Asturias.