Sigue el cuestionamiento del cupo vasco por parte de varios gobiernos autonómicos, el Principado entre ellos. Javier Fernández volvió a insistir en la petición de revisar el sistema. La doctrina de la FSA se puede resumir así: los socialistas no tienen nada en contra de la existencia del cupo, pero sí en el método que se aplica para calcularlo. Eso es tanto como decir: aceptamos su filosofía, pero no la forma en que se concreta. Con esta posición amortiguan el choque con el nacionalismo y no entran en contradicción con Pedro Sánchez que declaró sentirse muy cómodo con los privilegios fiscales de las diputaciones vascas heredados de sus decimonónicos sistemas forales. La postura de los socialistas asturianos debería presentarse con más detalle porque nuestro Estado no podría sostenerse si todas las regiones se acogieran al sistema del cupo. A no ser que la corrección del cupo conllevara no sólo un cambio en el modo de calcular los saldos de la recaudación de algunos impuestos, sino la introducción de nuevas variables en el sistema.
Íñigo Urkullu ha salido a la palestra para decir que el Concierto vasco (la envoltura jurídico-política sobre la que se asienta el cupo) ha permitido una gestión responsable (“gastamos lo que podemos permitirnos”, “lo nuestro es la gestión responsable”), no como otras regiones que en la época de las vacas gordas gastaron por encima de sus ingresos. Una referencia muy vaga que puede estar provocada porque el lehendakari prefiere quedarse en la periferia del debate o por ignorancia del modelo de financiación español. Esto último en modo alguno es descartable, ya que es una cuestión muy compleja y al presidente vasco le pilla muy de lejos, ya que viven muy cómodos con el cupo aprobado en 1981 y revisado cada cinco años de una forma tan particular que siempre les ha aportado mayores holguras.
Es muy fácil hablar de gestionar bien y llamar manirrotos a los demás, cuando el cupo posibilita que en el País Vasco haya una financiación de 4.292 euros por habitante, mientras la media española se sitúa en 2.049 euros por persona. Así se puede tener metro y tranvía en Bilbao, mientras a menos de 300 kilómetros toca conformarse con bocetos del metrotrén. El cupo es un chollo que sitúa a los gobiernos del PNV en la posición ideal para todos los que están en el poder: contar con muchos recursos y aplicar una presión fiscal baja. Recibir dinero de otras regiones y ser indulgentes con su gente.