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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LA UNIDAD DE LA DERECHA

A pesar de la intensa tormenta catalana, la política asturiana se abre un hueco en la actualidad merced a la oferta del PP a Foro para formar una candidatura electoral conjunta. En las estancas aguas de la política regional, la más que probable lista unitaria de la derecha es un hecho sobresaliente. Ante una realidad así cabe hacer un análisis coyuntural o levantar la vista para ver más lejos.
A cincuenta días de los comicios la propuesta del PP es un acierto, ya que los dos potenciales socios ganan con el negocio. El partido de Rajoy tiene más probabilidades de lograr un tercer diputado, en una cita donde hay más competencia que nunca. La llegada de Ciudadanos y Podemos complica extraordinariamente el reparto de los ocho escaños. A Foro le da la oportunidad de mantener su representación en las Cortes Generales, algo que se convertiría en una misión imposible sin el paraguas del PP; presentarse en solitario a las urnas obligaría a Foro a metabolizar un resultado doloroso, tras las difíciles digestiones de los comicios europeos y autonómicos. En la presente coyuntura la entente aporta ganancias a ambos.
Quién haya tenido la idea, sea quien sea, tuvo buen ojo. Desconozco la génesis del plan, pero descarto por completo que haya sido fruto de alguna mente del PP asturiano, que no han hecho otra cosa que equivocarse en los últimos diecisiete años. Probablemente nos llevaríamos una sorpresa si supiéramos quién es el autor.
ANTECEDENTES
La propuesta es factible porque se han producido dos hechos muy significativos en los últimos ocho meses. El primero fue la sorprendente renuncia de Cascos a encabezar el cartel electoral en los comicios autonómicos, decisión que acompañó con el abandono de la presidencia de Foro. Colocado el líder de Foro fuera del escenario electoral y con el cambio formal en la cúspide del partido (Cascos por Coto), Foro adquirió una enorme elasticidad. La naturaleza rígida del partido se transforma en flexible. Hay decisiones impensables que a partir de ese momento se pueden tomar.
Así llegó el segundo hecho significativo: el voto de los diputados de Foro a Mercedes Fernández para tratar de convertirla en presidenta del Principado ¿Imagina alguien a Cascos de diputado votando a Cherines para presidenta en la sesión de investidura? Sencillamente, imposible.
El movimiento de Cascos alejándose voluntariamente del centro de la escena política trajo consigo dos efectos: el PP dejó de ver a Foro como principal enemigo, y los cargos públicos de Foro pudieron hacer cosas que están vedadas a los caballeros de la Tabla Redonda.
Estos dos hechos abrieron la pista por la que va a transitar la coalición electoral. El paso atrás dado por Cascos permite enterrar el discurso del pacto del duernu y la presidencia de Coto no conlleva la obligación de sobreactuar, basta con adaptarse al perfil de un pequeño partido de centro-derecha. No hay que hacer gestos heroicos ni hace falta batir el récord de rapidez en disolución de Parlamentos.
El análisis de la candidatura conjunta lleva a otras conclusiones al tratar de atisbar la configuración del mapa político asturiano a medio plazo. Si se consensua una lista común, se habrá dado un paso decisivo para la unidad de la derecha asturiana. Una vez realizado el experimento dejará de haber razones para competir por separado en las urnas. PP y Foro quedarán retratados como dos grupos similares, a diferencia de lo que eran hasta este verano: el primero como ejemplo de partido del establishment y el segundo como grupo inconformista que pretendía ser una alternativa al bipartidismo.
ALIANZA
La alianza no creará problemas internos en el PP; otra cosa es en Foro, donde hay gente que nunca militó ni votó al PP, y que ahora se dará cuenta que el tiempo no pasó en balde: una cosa era el debate y las expectativas del año 2011, cuando cogieron el carné, y otra muy distinta es el presente.
En la izquierda es más fácil hacer alianzas manteniendo la personalidad de cada grupo, como demuestran el PSOE e IU. La causa de esta diferencia estriba en la historia. Socialistas y Comunistas quedaron separados por la escisión de la Tercera Internacional, y a partir de ahí nunca se cruzaron las identidades. En la derecha, las escisiones fueron siempre por causas circunstanciales (razones tácticas, roces personales) y no hay motivos de fondo para mantenerlas cuando las urnas cambian las relaciones de fuerza.
Un elemento decisivo, que no se puede obviar, es el sentir de la sociedad. El electorado de la derecha quiere más que nunca la unidad ante la crecida de la izquierda. La suma de PSOE-Podemos-IU tiene mayoría en las instituciones españolas y asturianas.
A esas razones coyunturales se suma, en el caso de Asturias, una larga historia de decepciones para el electorado del centro-derecha. Las guerras internas frustraron el Gobierno de Sergio Marqués y la misma causa impidió que progresara el Gobierno de Cascos. En el resto de legislaturas hubo hegemonía de la izquierda.
Si esta semana se cierra una candidatura conjunta la dinámica hacia la unidad de la derecha será irresistible. Con los objetores no tendrá piedad el electorado ¿A quién le podría extrañar que Sostres, Oblanca o Coto hiciesen el camino de vuelta? ¿Piensan muy distinto a Núñez Feijóo o a Íñigo de la Serna?

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por JUAN NEIRA

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