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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LA NOMINACIÓN DE SÁNCHEZ

La alternativa de un Gobierno socialista, con Podemos, PNV e IU de socios parlamentarios, se abre paso cada día que pasa. Hasta tal punto es así que en los estados mayores de los dos grandes partidos, PP y PSOE, se valora la posibilidad de que el Rey proponga al secretario general de los socialistas formar gobierno. El asunto tiene toda la lógica del mundo porque en los contactos de Felipe VI con los portavoces parlamentarios habrá comprobado que Rajoy carece de aliados. Situación diametralmente opuesta a la del candidato socialista que cuenta con simpatías más o menos declaradas en todos los grupos, con la excepción del PP y, en parte, de Ciudadanos. Hay sintonías implícitas con los nacionalistas catalanes que ven en Pedro Sánchez el final del bloqueo para el proyecto independentista. En este caso, la simpatía daría para abstenerse en la votación. Esquerra Republicana y Democracia y Libertad no harán un frente común con PP y Ciudadanos para impedir la investidura del líder socialista. Los nacionalistas siguen siempre el dictado de sus intereses. El mismo partido de Albert Rivera valora abstenerse en una hipotética votación sobre la investidura de Sánchez, siempre y cuando no incluya en su programa de gobierno postulados populistas o independentistas. El líder socialista saldrá del apuro echando mano de los eufemismos para no enajenarse el apoyo de algún grupo.

Estamos ya en una situación que al propio Rajoy le favorecería que el Jefe del Estado encargara a Sánchez pedir el apoyo de la Cámara, porque de esta forma evitaría sufrir dos veces consecutivas (separadas por 48 horas) el rechazo de la mayoría absoluta del Congreso de los Diputados. Un golpe muy fuerte que cercenaría cualquier opción de futuro para el político gallego, aun en la hipótesis de que iniciáramos una legislatura corta con convocatoria anticipada a las urnas.

Para Felipe VI no es una decisión fácil. Por primera vez en 38 años de democracia el llamado “mandato de las urnas” no es explícito. Si se acoge a una interpretación formalista elegirá a Rajoy, como candidato más votado, y si fracasa le dará la oportunidad a Pedro Sánchez. Pero un análisis material de la situación invita a pensar que optará por el líder socialista. De esta forma se evitaría perder tiempo y se le ahorraría a Rajoy una humillación pública, al pasar de la investidura por mayoría absoluta de 2011 al rechazo por una mayoría aún más amplia en 2016.

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por JUAN NEIRA

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