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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LA DEMAGOGIA DEL GASTO

En las negociaciones políticas siempre hay un momento en que se tensa la cuerda y se bordea la ruptura. A todas las partes concernidas en la cuestión les interesa transmitir esa idea para que el público crea que hacen un gran trabajo, con importantes sacrificios y concesiones, todo ello en favor del bien común. Una negociación política sin tensión es como un partido de fútbol entre solteros y casados. Muchas veces las dificultades son ficticias, pero la política gana enteros cuando adquiere ribetes de drama. Las sesiones de trabajo entre PP y Ciudadanos sólo pueden terminar en acuerdo. De no ser así las dos partes perderían muchos enteros en la consideración de los españoles. Como el acuerdo sólo depende de ellos el pacto está asegurado.

Pese a ello, ha aparecido un obstáculo en el camino bajo la forma de gasto social: Ciudadanos exige 7.500 millones de euros anuales. 30.000 millones en el conjunto de la legislatura. Vaya por delante que en una negociación no hay un límite establecido para las peticiones, pero el sentido común debería ser un freno para no despeñarse por la pendiente del ridículo. Albert Rivera quiere hacer electoralismo a costa de la investidura de Mariano Rajoy. En un momento en que la gente está hastiada de elecciones, el joven líder de la cuarta fuerza política española se dispone a airear un programa de máximos por si la cosas terminan mal y tenemos que votar a finales de año. Cuando la Comisión Europea extrema la vigilancia sobre el descontrol del déficit público español, llega Albert Rivera y pone el acento en el gasto social. ¿Portará coleta en el debate de investidura?

La demagogia es un mal del que no está libre ninguna formación política, pero las de pequeño tamaño y breve recorrido lo padecen sin excepciones. La escasa o nula consistencia organizativa, la fragilidad de su imagen, el terror a perder el crédito de los votantes hace que orienten su discurso a halagar al público. Sólo se pueden dar buenas noticias. Congelar los impuestos y aumentar el gasto social, la fórmula ideal para hacer electoralismo a costa del equilibrio económico ¿Se lo habrá enseñado Luis Garicano? Si Rivera quiere hacer experimentos que pida entrar en el Gobierno, pero hacer peticiones demagógicas para que las gestione otro partido resulta impresentable. Al final, el papel del acuerdo pondrá cifras irreales y Rivera se pasará el mandato pidiendo su cumplimiento, como exigente líder opositor.

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por JUAN NEIRA

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