En el acto de clausura del congreso de los socialistas asturianos, el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, aportó un poco más de confusión sobre el debate de la financiación autonómica al fijar el saldo de las balanzas fiscales como punto de partida para estudiar el sistema de financiación. Según Blanco, todos los territorios tendrán reconocidos sus derechos, lo que no es óbice para decir que hay comunidades autónomas que son muy solidarias, como lo ha demostrado la publicación de las balanzas fiscales, un acto que el número dos del PSOE ha calificado de «ejercicio de transparencia». A buen sitio fue con esos razonamientos.
Las balanzas fiscales tienen más de ejercicio académico que de político. En todas las naciones se podrían publicar las balanzas fiscales y el resultado sería el mismo que en España. La región de París tiene balanza fiscal deficitaria, como Madrid, y eso no significa que los parisinos demanden el envío de menos recursos al Estado y que lo prefieran entregar a sus ayuntamientos. El Estado francés garantiza que ricos y pobres tengan una sanidad parecida, si bien es cierto que en algunas capitales importantes se concentran equipamientos sanitarios con dimensión nacional. Detrás del uso de las balanzas fiscales, como arma política, se esconde la pretensión de mantener privilegios. Me explico. Si en Cataluña hay más ricos que Extremadura, es normal que paguen más. Si el Gobierno central aplica impuestos en todo el territorio sobre el que tiene competencia, es lógico que luego redistribuya atendiendo a las necesidades del territorio común. La democracia, entre otras cosas, es un pacto de clases sociales que lleva como corolario que los que más se benefician de la economía de mercado sean los que más tributen a la Hacienda común. Mantener otra posición es reconocer las castas territoriales.
Más matizaciones. Como bien señaló Javier Fernández en el congreso, uno de los elementos de las balanzas fiscales, las pensiones, tan favorables para Asturias, no suponen una concesión por nuestro retraso económico, sino el pago de un derecho adquirido por las altas cotizaciones realizadas durante años. No nos lo concede nadie, lo entregamos nosotros por anticipado. Demasiado complejo para Blanco.