El apoyo de la comisión nacional de seguimiento del Pacto Antitransfuguismo al dictamen de los expertos sobre el Ayuntamiento de Cangas de Narcea no parece que vaya a tener ninguna implicación en la citada corporación local, ya que el actual alcalde, José Manuel Martínez (ex IU), seguirá gobernando rodeado de los ex ediles de IU y con el apoyo de los seis concejales del PP. El grupo socialista quedará en la oposición.
En su día, los ediles de IU desobedecieron el pacto suscrito por las direcciones regionales de IU y del PSOE para asegurar gobiernos de izquierdas en los ayuntamientos. Ante esa actitud desleal, la FSA decidió suspender la negociación para firmar un pacto de izquierdas en el Principado si la dirección regional de IU no tomaba medidas fulminantes contra los concejales de Cangas de Narcea. A IU le iba mucho en el acuerdo regional (en esos momentos formaba parte del Gobierno de coalición en funciones) y la amenaza de la FSA parecía muy seria y bien fundada, así que expulsó a los díscolos de su grupo político. Luego se produjo una situación muy curiosa, porque PSOE e IU no alcanzaron ningún acuerdo a escala regional, así que Jesús Iglesias, Valledor, Noemí Martín y compañía fueron a sentarse en los escaños de la oposición, cuando estaban seguros de su permanencia en el Gobierno, mientras que los expulsados ediles de Cangas de Narcea disfrutaban de las mieles del poder. Para completar las paradojas, digamos que el candidato socialista a la Alcaldía de Cangas de Narcea, José Manuel Cuervo, era el elegido por el PSOE para presidir la Federación Asturiana de Concejos, pero la jugada de los tránsfugas truncó su proclamación como «alcalde de alcaldes». Y como remate, digamos que los tránsfugas del PP gozan de salud política dentro de su partido, como lo evidencia la participación de Manuel Rodríguez Blanco como delegado, en el Congreso Nacional del PP, celebrado hace poco en Valencia.
El transfuguismo es un asunto denostado, pero requiere de muchas matizaciones. No todos los acusados de transfuguismo incurren en conductas innobles. Desobeder las órdenes del aparato del partido no implica, necesariamente, la obligación moral de entregar el acta de concejal o diputado. A veces, el presunto tránsfuga se mueve por motivos turbios, como la ganancia de un dinero, pero en otras ocasiones lo hace por defender principios pisados por los aparatos de los partidos. Con un ejemplo se ve más claro: Sergio Marqués nunca fue un tránsfuga.