Se cumplieron los pronósticos, Adrián Barbón es el nuevo secretario general de la Federación Socialista Asturiana (FSA) tras derrotar a José María Pérez, “Josechu”, por una diferencia de votos muy parecida a la que había sacado en el acto de presentación de avales. El triunfo se produjo en ayuntamientos grandes, medianos y pequeños, del oriente, centro y occidente. La excepción entre los municipios más poblados fue Avilés, donde las dos últimas alcaldesas apoyaban a José María Pérez.
El único resultado rotundo a favor del concejal gijonés se dio en Tineo, al sacar más del quíntuple de sufragios que Barbón. De Tineo es el actual portavoz parlamentario, que previamente fue alcalde del lugar. El dato más doloroso para José María Pérez provino de su agrupación gijonesa (preside su comisión gestora) donde fue claramente batido por el alcalde de Laviana.
La victoria de Adrián Barbón estaba cantada desde el momento en que se dio a conocer el número de avales que habían logrado los dos candidatos. Lo ocurrido en las primarias federales en Asturias, donde Pedro Sánchez ganó a Susana Díaz por una diferencia sensiblemente mayor que la obtenida en el conjunto España, abonaba la idea del triunfo del candidato “sanchista”. Con esos antecedentes, nadie esperaba que José María Pérez fuera a dar la campanada saliendo vencedor de las urnas.
José María Pérez no conoce el rol de ganador, salvo en las primarias de 2014 en la agrupación gijonesa. Si se quiere ser ecuánime hay que relativizar aquel triunfo por el abusivo número de avales que se exigieron. De ese modo el aparato logró que el candidato opositor, José Antonio Garmón, no superara el test de las credenciales negando al conjunto de afiliados de la agrupación la posibilidad de votarle. Seis meses más tarde, en las últimas elecciones municipales de 2015, “Josechu” fue derrotado por Carmen Moriyón.
DOS CAUSAS
Pese a lo acabo de exponer, no creo que el perfil de José María Pérez haya sido un elemento fundamental en la derrota cosechada. Hubo dos causas poderosas, conectadas entre sí, que desnivelaron la balanza a favor de Adrián Barbón. En primer lugar, el ambiente en la familia socialista. El partido sigue aún bajo los efectos del rotundo triunfo de Pedro Sánchez en las primarias federales de mayo. A escala nacional, el sector crítico ha desaparecido. El bando de los derrotados se ha replegado a sus cuarteles autonómicos para dar la batalla desde las regiones. Los barones autonómicos, zaheridos por los “sanchistas”, han ganado las primaras en sus respectivos territorios.
Asturias es la excepción. El secretario general y, hasta ahora, líder indiscutible del socialismo regional, Javier Fernández, no se ha presentado a las primarias para ser reelegido. El presidente de la gestora no ha defendido su gestión como líder de su federación, y el vacío lo ha cubierto José María Pérez, cuando nadie esperaba que jugara ese papel.
Es evidente que Javier Fernández tenía todo el derecho del mundo a pasar el testigo tras diecisiete años al frente de la FSA y cinco años presidiendo el Principado. Cuando acabe su mandato institucional dejará la política activa, tal como anunció antes de los últimos comicios autonómicos.
Ahora bien, cuando el candidato natural se retira no es fácil levantar una alternativa. Prueba de ello es que José María Pérez hizo un formidable esfuerzo apoyado en un pequeño grupo de fieles, mientras el grueso de eso que ha dado en llamar como el “javierismo” se retiró del campo de batalla.
No dejaba de ser un sarcasmo la acusación de los “sanchistas” a Pérez, como “candidato del aparato”. Nunca un aparato fue tan invisible.
Amplísima victoria de Adrián Barbón, con el 60% de los votos, diez puntos por encima (50%) de la alcanzada en España por Pedro Sánchez. A la hora de relacionar los porcentajes de esas dos tardes de gloria para el “sanchismo” es preciso resaltar que Pedro Sánchez tuvo enfrente a todas las figuras del partido, mientras que Barbón se topó con un rival que se había quedado sin ejército.
COHABITACIÓN
Adrián Barbón representa el cambio generacional en el PSOE. Entre Fernández y Barbón hay treinta años de diferencia. Si tomamos como referencia la escala de Ortega, la FSA se ha rejuvenecido, de golpe, en dos generaciones. Un hecho muy importante de cara a la ciudadanía.
Hasta las elecciones autonómicas faltan veinte meses, y en ese periodo el PSOE vuelve al modelo de la bicefalia. Tiempo habrá para hablar más sosegadamente de ello, pero la convivencia no será fácil. No dudo de la lealtad de Barbón a Fernández, pero las circunstancias están por encima de los deseos de ambos.
Ahí tenemos el triste ejemplo de Cantabria. Nada más ganar el candidato “sanchista” (Zuloaga) las elecciones primarias, el partido exigió la dimisión del consejero de Educación, Ramón Ruiz, que fue coordinador de la campaña de las primarias de Susana Díaz.
No creo que en Ferraz hayan olvidado tan pronto que Javier Fernández presidió la comisión gestora que decidió la abstención ante la investidura de Rajoy.
Se hablará mucho de supuestos giros a la izquierda y de alianzas de izquierda, pero la realidad tiene que ver con el poder. Y compartirlo siempre es incómodo.