Aunque faltan 17 meses para las elecciones ya han empezado los movimientos internos para elegir candidatos a la Presidencia del Principado. En los partidos monolíticos, donde la postura oficial viene dictada por el líder o la lideresa de turno, no se mueve una hoja. Hasta que Madrid no hable, el asunto carece de interés. En los partidos democráticos, cualquier dirigente con predicamento entre las bases puede lanzarse a ganar apoyos, provocando un movimiento simétrico entre sus oponentes. Eso es lo que sucede en el PSOE. Sobre el Partido Socialista podemos verter muchas críticas, la mayor parte de ellas justificadas, pero no se puede negar que es el partido más democrático de España. O si se quiere, el menos antidemocrático. Tiene masa crítica para permitirse amplias controversias internas y una tradición que avala la coexistencia de distintas corrientes de pensamiento debajo de las mismas siglas. Si alguien lo duda, que compare el proceso de primarias del PSOE, que significó el retorno de Pedro Sánchez al poder, con el uniformismo de la dirección del PP y los métodos de Mariano Rajoy para mantenerse al frente del partido, por no hablar de la capacidad de Pablo Iglesias para hacer desaparecer de la foto a los discrepantes.
El duelo de las primarias en la FSA, ganado por Adrián Barbón, no significó la desarticulación del otrora sector ‘oficialista’, hoy convertido en sector crítico. La retirada de Javier Fernández no ha provocado un reagrupamiento de la militancia bajo el estandarte del ‘sanchismo’. Ha bastado con que Fernando Lastra, desde su nueva condición de consejero de Infraestructuras, hiciera tres o cuatro intervenciones netamente políticas para que el antiguo ‘javierismo’ soñara con verlo al frente de la candidatura autonómica. Acostumbrados a un Gobierno que no emite opiniones políticas, el papel de Fernando Lastra es un revulsivo para los derrotados en las primarias.
En la otra orilla, el ‘sanchismo’ tiene distintas bazas para dar la batalla por la candidatura autonómica, como Iván Fernández, alcalde de Corvera, o Enrique Fernández, alcalde de San Martín del Rey Aurelio, aunque según pasan los meses avanza la idea de proponer a Adrián Barbón para el cargo de presidente. En su día no entendí que Barbón renunciara a ir en la lista electoral. Tras ganar a José María Pérez, por goleada, lo lógico es que intentara asumir el liderazgo institucional. La bicefalia puede ser una necesidad, pero nunca es la mejor opción.