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Juan Neira

LARGO DE CAFE

IU, VÍSPERAS DEL DRAMA

En España las encuestas dibujan, mes tras mes, un escenario inédito que se puede resumir en tres rasgos: Ciudadanos gana las elecciones, el centro-derecha obtendría la mayoría absoluta con la suma de escaños de dos partidos (Ciudadanos y PP), y el PSOE se convierte en la tercera fuerza del arco parlamentario. Ninguno de los tres rasgos tiene antecedentes en la serie electoral de la democracia. De convertirse en real la votación virtual de los sondeos el panorama político español quedará despejado tras las elecciones generales.

Nada de eso sucede a escala autonómica, al menos, en el caso de Asturias. Se puede aventurar una subida importante de Ciudadanos, pero esta fuerza política carece de la proyección que tiene a nivel nacional, con Albert Rivera como candidato a presidente de Gobierno. El resto de los partidos están en horas bajas. En las pocas encuestas que se han realizado, hasta ahora, la izquierda revalida su hegemonía, algo que lleva a una conclusión sorprendente: en Asturias hay alguien que está todavía peor que la izquierda.

No obstante, la previsión electoral dista mucho de ser un elemento sólido en nuestra región, porque se desconoce cómo va a concurrir la derecha a las elecciones, y la izquierda está a punto de sufrir una transformación con la inminente crisis de IU. Voy a centrarme en este asunto.

Garzón

Alberto Garzón, líder máximo de IU, acaba de mover pieza para llevar a su formación a la tierra prometida de Podemos. Julio Anguita, su mentor, lo ha dicho muy claro el jueves pasado, «yo no deseo la muerte de IU, pero si al morir se produce algo importante para la sociedad, bienvenida sea».

De momento, Garzón se muestra cauto, pero de sus decisiones se pueden deducir sus intenciones. En un documento de trabajo propone liquidar las federaciones en las que está estructurada IU y centralizar el poder. No hay ningún partido en España que haya intentado el viaje de vuelta de la descentralización a la centralización. Menos aún, si hablamos de partidos de izquierda. Garzón no tiene nostalgia del jacobinismo, pero quiere evitar que desde la periferia del mapa obstaculicen el proyecto de poner sus huestes bajo la bandera de Podemos.

En los próximos días se reunirá con todos los coordinadores generales de IU y, posteriormente, en otra reunión se tomará una decisión definitiva sobre el plan de liquidar las federaciones y asumir todo el poder desde Madrid. La crisis se masca y en Asturias parece irreversible.

Desde el año 2014, IU se tuvo que enfrentar a un problema desconocido. Por primera vez tenía que competir con una fuerza política que ocupaba su mismo espacio electoral. Con el PSOE siempre compartió una reducida franja de votantes, que oscilaban de una a otra opción según la coyuntura política. Con la llegada de Podemos cambió el escenario, al competir con un partido que tenía un programa atractivo para todo su electorado.

Podemos

En los comicios autonómicos de 2015, los temores se convirtieron en certezas e IU pasó de tener 35 diputados autonómicos a verse con nueve.

Tras ese primer test, la postura de buscar el entendimiento entre IU y Podemos no carecía de lógica, pero las urnas habían ordenado una relación jerárquica y Pablo Iglesias jamás aceptó una negociación entre iguales. El camino de la sumisión quedaba abierto y Garzón se adentró por él, sin temores ni remordimientos, convencido de que Podemos es la verdadera patria de todas las mujeres y hombres que son sinceramente de izquierdas.

Algo no funcionaba cuando en el primer ensayo de presentarse juntos ante los electores (Unidos Podemos) perdieron un millón de votos. Por cierto, en la candidatura de Madrid, Garzón aceptó ir en quinto lugar.

Como la sobrecarga ideológica permite transformar la quimera en brújula y despreciar la realidad, Garzón sigue su hoja de ruta para que en los comicios de 2019 haya un solo ejército con una sola bandera.

Asturias

El huracán de Podemos se vivió de una forma distinta desde la IU asturiana. En las elecciones autonómicas de 2015 amplió su cuota parlamentaria, en vez de reducirla. En el día a día, IU y Podemos confrontan en la Junta General del Principado. Su sintonía política y parlamentaria es inexistente.

La IU de Ramón Argüelles y Gaspar Llamazares ha demostrado que a la izquierda del PSOE hay un espacio plural que viene de tradiciones distintas. La sintonía con el movimiento obrero –en especial con CC OO–, la defensa del marco constitucional que ayudaron a levantar desde las filas del PCE, la relación con el PSOE, entre la colaboración y la crítica, anima a la gente de IU a presentarse con una candidatura propia a los comicios autonómicos.

Antes del verano van a dar un paso irreversible con la celebración de primarias que servirán para elegir el cartel electoral. A partir de ahí Garzón tiene dos alternativas: montárselo de tragasables o emitir un anatema.

Pase lo que pase, una parte de los electores asturianos no entendería que renunciaran al patrimonio de 32 años de batalla política, con errores y sectarismos, por supuesto, pero con un sello propio y el orgullo de defender las causas para las que nunca hay disponibles abogados de oficio.

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por JUAN NEIRA

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