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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LO QUE TIENE QUE CAMBIAR

Tras el asesinato del empresario vasco, Ignacio Uría, culpable de no financiar a ETA y de participar activamente en la construcción de una infraestructura fundamental para el progreso de su tierra, las cosas se han empezado a mover en Azpeitia. El tripartito que gobernaba en el municipio, formado por ANV (la marca institucional de ETA), EA y Aralar, se ha quebrado al abandonar esas dos fuerzas políticas el órgano de gobierno, debido a la resistencia de ANV a condenar el atentado. La actitud de los concejales de ANV es coherente, porque atacar a ETA es darse golpes a sí mismos, ya que todos ellos forman parte de una misma mafia con reparto de papeles: unos usan la pistola y otras cobran la subvención municipal. El paso dado por EA y Aralar es muy pequeño, prueba de ello es que el portavoz de Aralar, Jon Abril, ante hipotéticas coaliciones advirtió de que su grupo «no formará parte de un gobierno que no sea de izquierdas». ¿Así que la alianza con ANV era de izquierdas, amigo Jon?

En la lucha contra ETA participo de un moderado optimismo, siempre que Zapatero y Rajoy coincidan en los funerales y Francia siga actuando como corresponde a un aliado democrático. Hay cientos de etarras en la cárcel y el periodo que media entre la comisión de un atentado y la detención de sus autores es cada vez más pequeño. Es cuestión de tiempo acabar con la banda terrorista y el método está ya apuntado: colaboración estrecha con Francia, unidad entre Gobierno y oposición y dejar trabajar a la Policía. El terrorismo etarra está en declive, aunque mate a cuatro personas al año.

Otra cosa muy distinta es ganar al País Vasco para la causa de la democracia, porque en sitios como Azpeitia, en la Guipúzcoa profunda, cuando desaparezca ETA quedará un fondo de intolerancia, de rechazo al pluralismo, que dificultará la convivencia. Para esa labor de regeneración democrática la clave está en la postura del PNV. El partido que gobierna el País Vasco desde hace casi tres décadas debe renunciar a la política de las «dos comunidades», eje estratégico de su gobierno, apoyándose en unos contra los otros. Los libros de texto, los medios de comunicación oficiales, la política cultural tiene que ser la que corresponde a un país moderno que tiene alta velocidad, suburbano, tranvía, y empresarios con ansias de libertad

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por JUAN NEIRA

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