Aunque no haya constancia oficial, al parecer se encuentran residiendo en la cárcel de Villabona algunos destacados etarras, como Valentín Lasarte y Carlos Almorza, siguiendo una política de reubicación de presos por distintos establecimientos penitenciarios de España. En cárceles cercanas al País Vasco se encuentran alojados, recientemente, algunos de los terroristas que tienen un historial más sangriento, como Urrusolo Sistiaga, bestia negra de la Policía durante los años noventa de la pasada centuria. También está en ese colectivo Francisco Múgica Garmendia, ‘Paquito’, máximo jefe de la organización hasta que fue detenido en la famosa operación de Bidart, en el año 1992, cuando cayó en manos de la Policía toda la cúpula de ETA.
El acercamiento al País Vasco de terroristas destacados despierta alguna suspicacia. El ministro del Interior niega cualquier intención política al asegurar que también fueron trasladados terroristas hacia cárceles que están muy alejadas del País Vasco, citando como ejemplo la reagrupación de activistas calificados como muy peligrosos en una institución penitenciaria de Cádiz. Federico Trillo, portavoz del PP, reconoce que está informado por el Gobierno de esta política de traslados y opta por no hacer comentarios. Sin embargo, la Asociación de Víctimas del Terrorismo considera que el acercamiento de presos de ETA al País Vasco es el inicio de un proceso de negociación.
Para juzgar los traslados de presos hace falta, primero, partir de una constatación oficial: número de reclusos que cambiaron de cárcel y lugares de internamiento. Si, como dicen algunos observadores, el traslado hacia cárceles cercanas al País Vasco afecta a los presos que han roto con la banda por discrepar con su política de atentados, me parece una maniobra inteligente por parte del Gobierno. Cualquier Estado premia a los disidentes de una organización terrorista para fomentar la deserción de más activistas. Esa mejora de las condiciones de internamiento tiene un límite claro: bajo ningún concepto pueden ser excarcelados. No creo que el presidente Zapatero tenga ganas de iniciar un nuevo proceso de negociación, ni cuenta con margen político para intentarlo. Que el PP esté al tanto de los traslados de presos es una garantía.