UNA CRÍTICA FUNDADA
En el turno de las comparecencias parlamentarias, con motivo de la tramitación del proyecto de presupuestos del Principado para el próximo año, intervino Belarmino Feito, en nombre de la Fade. Expuso su crítica radical y pormenorizada a las cuentas pactadas por PSOE, Podemos e IU, como ya había hecho en los días posteriores a la presentación del acuerdo entre los tres partidos. Básicamente, el presidente de la patronal discrepa de la escasa cantidad de recursos destinados a la inversión productiva. Recuerda que la suma total de las partidas presupuestarias ha recuperado el nivel que tenía antes de la crisis económica, mientras que la inversión es casi tres veces inferior a la de entonces. Hace diez años, la inversión superaba los 1.000 millones de euros y para el próximo año sólo hay reservados 357 millones. Para conocimiento de despistados, Feito aclaró que por cada 100 millones de inversión se crean, de media, 280 empleos. Critica el crecimiento del gasto corriente: mientras la inversión descendió en más de 640 millones, el gasto corriente aumentó en 393. Y las amortizaciones de deuda y el pago de intereses anuales se incrementaron en 321 millones.
No hace falta ser empresario, rico o de derechas para darse cuenta de que el presupuesto asturiano tiene muy poco de progresista y mucho de conservador, continuista y retardatario. La región no mejora dedicando el grueso de los recursos tributarios a financiar el gasto corriente y las obligaciones con los acreedores. Las grandes variables del presupuesto están a la vista de todos y la crítica de Feito la pueden suscribir centenares de miles de asturianos, pero la izquierda gobernante y sus aliados hacen como que no ven ni escuchan repitiendo la misma letanía de siempre que tiene más que ver con las necesidades de la propia Administración que con las de la sociedad. Hace treinta años, los gobiernos autonómicos y municipales de izquierdas, en Asturias, tenían un lema para presentar los presupuestos anuales: expansivos, inversores y solidarios. Pues bien, con el paso del tiempo, la inversión se ha caído de las cuentas.
El Gobierno regional y sus aliados gastan más de lo que aconseja la prudencia. Es una desfachatez aumentar el endeudamiento para financiar gasto corriente. Los excesos del presente los tendrán que pagar las próximas generaciones. El futuro se vislumbra escaso en empleo, pero la izquierda ya se encarga de llenarlo de agobiantes deberes con los acreedores.